Se cumplen hoy 50 años de aquel martes trágico en la historia argentina, cuando un grupo numeroso de guerrilleros del ejército revolucionario del pueblo (erp) pretendió copar el regimiento Domingo Viejobueno, de Monte Chingolo, partido de Lanús.
A eso de las 18.50 unto al ingreso de un camión de gaseosos lo hicieron los malvivientes a sangre y fuego.
Se produjo un tremendo combate entre soldados y militares del regimiento y estos "revolucionarios" que levantaban la bandera del caos y del anarquismo.
Fueron cinco horas de combate, con varios militares y soldados fallecidos, pero mucho mas guerrilleros que también murieron.
Fue quizás la batalla mas cruenta de la que se haya tenido información en el último medio siglo.
El soldado clase 54, Eduardo Luis Chavanne, quien vive desde hace tres décadas en Santa Clara del Mar estaba cumpliendo el servicio militar en esa unidad y ha relatado con lujo de detalles esa luctuosa jornada, que conmovió al país y de la que lamentablemente poco se recuerda.
No olvidar que ocurrió durante un gobierno democrático, con vigencia de la Constitución, aunque en una sociedad partida y dividida, con un peronismo que tenía ramas violentas como la triple A por un lado y los grupos guerrilleros, por el otro, con la principal bandera de los Montoneros. El erp eran guerrilleros que pretendían derrocar el orden constitucional e instaurar el trapo rojo del comunismo, transformando al país en una Cuba como la de Fidel Castro.
Una de las cosas que repite hasta el cansancio Eduardo Luis -quilmeño, fana del Cervecero y titular de la filial del Quilmes AC de Mar del Plata, que lleva el nombre del marplatense Jorge Gáspari, autor del gol del título de campeón Metropolitano 1978 en Rosario- es que no estaban esperando ese ataque en vísperas de la Navidad de 1975.
Por el contrario, había muchos soldados de franco por esa situación y los que estaban en el Regimiento no imaginaban semejante ataque, aunque se sabía que los guerrilleros en ese tiempo desafiaban a los militares para coparles la parada.
Había un gobierno peronista muy débil, con la viuda del general Perón, Isabel Martínez y con el brujo, José López Rega, ministro de Bienestar Social y numen de la Triple A, una organización armada de ultraderecha que dejó un tendal de muertos en su gestión.
Así las cosas Monte Chingolo y su regimiento se transformó en un campo de Agramante, pero la fortaleza y la fiereza de los que defendieron la unidad terminó logrando una victoria histórica.
Eduardo Luis cuenta con lujo de detalles todas las peripecias de ese aciago día, incluso fue herido y debió ser internado en el Hospital Aeronáutico, donde recibió la visita del jefe del Ejército, general Videla, quien lo felicitó y le preguntó de qué cuadro de fútbol era. Eduardo dijo Quilmes y Videla, con ironía le respondió: qué se le va a hacer.
Hoy el pueblo argentino, lo mismo el gobierno tendría que hacer un alto y recordar a estos héroes del regimiento Viejobueno, porque lamentablemente fueron invadidos por el olvido y ni siquiera hay una placa en el lugar -años después fue el parque industrial- que recuerde esta gesta.
Eduardo Luis acusa al kirchnerismo como principal causante de este olvido con esa idea maniquea de asociar a los militares a la feroz dictadura que vivió el país entre 1976 y 1983, y que fue el desenlace de la falta de gobierno de ese peronismo del 75. Inclusive, no debe olvidarse que el golpe del 24 de marzo de 1976 fue la resultante de tanto despropósito gubernamental y se dio por el apoyo de fuerzas cívicas a las militares que derrocaron a Isabel. Lamentablemente, después vino lo peor, con un gobierno militar que desató el terror, la desaparición de personas, la tortura y todos los manes que rescató la Conadep y que se tradujo en el juicio y condena a las juntas militares en 1985.
La batalla de Monte Chingolo debe recordarse como un hito histórico de valentía por parte de soldados y militares que defendieron con sus vidas la intención guerrillera de querer convertir al país en lo que hoy es Cuba, Nicaragua, Venezuela, Irak.
En Eduardo Luis, quien comentó que cada vez que se acerca esta fecha, se le agolpan aquellas imágenes que nunca pudo sacar de su cabeza. Su familia es el gran sostén que le permite superar estos días, aunque eso si, nunca olvida lo que el destino le deparó hace medio siglo en Monte Chingolo.
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