Después de los episodios trágicos que asolaron Río de Janeiro, con la incursión policial en las favelas a sangre y fuego, el presidente de la Nación brasileña, Lula da Silva, anunció que firmó una decisión para proteger a los policias y combatir a los narcos que se asientan fundamentalmente en esas favelas.
De esta forma, Lula cambió su posición de otrora, cuando tenía una política muy permisiva en el trato con los narcos de Río de Janeiro.
Se dio cuenta Lula que la población brasileña no podía seguir estando bajo la cobertura narco, que habían convertido esas favelas en un auténtico estado dentro del Estado.
En cierta forma, mas allá de las diferencias entre el presidente y el gobernador de Río de Janeiro, ligado con Jair Borsonaro, ha predominado el sentido común porque el flagelo narco estalló en las últimas horas con una enorme cantidad de muertos -por ahora se computaron 132 cadáveres aunque podrían ser muchos mas-, heridos y detenidos.
Como diría el colega Eduardo Feinmann, Lula da Silva escuchó "el sonido del viento".
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