Por by Battaglia
Hay artistas cuya obra no se limita a registrar épocas, sino que interroga. Julio Bravo pertenece a esa estirpe.
En Contrapuntos XX-XXI, el creador reafirma una trayectoria que se extiende por mas de cuatro décadas y que, sin complacencia ni autohomenaje, se repliega sobre si misma para explorar los matices de su propio lenguaje.
La muestra, presentada en el Espacio de Arte de la Facultad de Arquirectura y Diseño de la Universidad Católica de La Plata, en su sede de Bernal, de calle 25 de Mayo 51, se erige como un ejercicio de memoria activa, donde pasado y presente se enfrentan, se esperan y se redefinn.
Lejos de la retrospectiva convencional, Contrapuntos XX-XXI propone un juego dialéctico entre veinte obras dispuestas en pares: una previa al año 2000 y otra posterior al cambio de milenio. Este dispositivo curatorial permite al espectador recorrer el arte evolutivo de Bravo sin recurrir al tiempo cronológico sino poético.
La exposición se convierte así en una conversación entre dos mundos: el de la línea, que en sus obras tempranas se impone con rigor, expandiéndose hasta saturar el soporte, y el del color, que en las mas recientes asume el perotagonismo absoluto, construyendo planos vibrantes, casi musicales, donde la línea, sin desaparecer, adopta un rol melódico, mas insinuado que enunciado.
El título, Contrapuntos, no podría ser mas acertado, Bravo no yuxtapone sus obras para compararlas, sino para qued ialoguen; no busca la sintesis sino la tensión productiva que emerge cuando la memoria se enfrenta al presente.
En esa oscilación entre lo lineal y lo cromático, entre la precisión y la expansión,el artista compone su partitura visual, un tejido sensible donde lo íntimo y lo colectivo coexisten con la naturalidad de lo inevitable.
La solidez técnica -ese oficio depurado que la crítcia suele destacar- convive en Bravo con una profunda pulsión poética. Lo suyo no es un virtuosismo vacío, sino una búsqueda que entiende la forma conmo pensamiento.
En sus superficies, la abstracción se vuelve un modo de conocimiento: el color recuerda, la línea insiste, el gesto traduce aquello que las palabras no pueden decir.
El Espacio de Arte, que desde su inauguraicón en 2023 supo sostener una programcaión viva y diversa, encuentra en esa muestra una de sus expresiones mas logradas: un lugar donde la obra puede respirar y desplegar su resonancia sensorial. Y el espectador, mas que observador pasivo, se convierte en cómplice: cada pareja de obras exige su mirada activa, su interpretación. su propia lectura del tiempo.
En definitiva, Contrapuntso XX-XXI confirma a Julio Bravo como un artista que ha sabido sostener una coherencia estética sin renunciar al riesgo. Su trabajo no se rpliega en la nostalgia sino que se proyecta hacia adelante, interrogando los modos en que la pintura apuede seguir siendo un espacio de reflexión, emoción y memoria.
En tiempos donde lo emfimero amenaza con devorar lo esencia, su propuesta se alza como un recordatorio luminoso de que el arte, cuando es verdadero, siempre dialoga con el futuro.
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