¿HABRA VOLUNTAD POLITICA PARA ENFRENTAR EL FLAGELO NARCO?

Por Eduardo Menescaldi

El terrible asesinato de tres chicas en Florencio Varela -Morena, Lara, Brenda- mueve y conmueve al país. Pero también desata una terrible realidad que atraviesa a todos y que pone en el tapete la ausencia del Estado en el combate contra el narcotráfico.
Los narcos ayer estaban en Rosario y recibieron un ataque visceral de los gobiernos -nacional y provincial santafesino- y ahora parecen haberse instalado en CABA y el Conurbano.

La muerte de las chicas, con tortura, descuartizamiento y todo el horror a flor de pie, sacó a flote lo que pasa y lo que no se hace, por temor, desididia y/o connivencia.

Los medios relatan la realidad y los políticos aparecen como comentaristas. 

Todos sabían o saben que los narcos están, por ejemplo, en Florencio Varela. Incluso se "descubrió" que la casa del horror estaba usurpada por narcos peruanos desde hace años. El jefe comunal, de apellido Watson, no habló todavía y ni siquiera tuvo la delicadeza de expresar sus condolencias a las familias de las víctimas. Diría Sherlock Holmes, dirigiéndose a su colaborador, que eso era algo "elemental" Watson.

Otro distrito afectado por el horror es La Matanza, porque las chicas salieron de ahí y en una camioneta recorrieron 35 kilómeteros, con un móvil que llevaba una patente adulterada... Pero nada ni nadie los paró.

A medida que pasan los días desde el conocimiento del horror se van destapando verdades que muchos conocen pero que nadie se atreve a enfrentar. Léase: todos los saben y no hacen nada.

El gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, ni siquiera se expresó sobre el episodio ocurrido en su territorio, y lo mismo, la vicegobernadora, Verónica Magario, oriunda de La Matanza, donde también fue intendenta.

La connivencia de los políticos, legisladores, funcionarios, policía, la justicia, etcétera, salió a la palestra con toda su responsabilidad y su falta de compromiso con la realidad.

Los narcos están entre nosotros, quizás no en la magnitud de lo que ocurre en México, pero produce el alerta para que los responsables de una vez por todas tomen cartas en el asunto.

Y no solo hay que analizar el episodio, sino todo lo estructural, lo causal. 

Las cifras son elocuentes. Los chicos acceden a las drogas cada vez mas chicos. Un reciente dato es paradigmático: de cada 100 jóvenes que ingresan a los colegios, al cabo de una década solo 10 terminan el secundario en tiempo y forma.

El doctor Daniel Navarro, médico forense, alertaba que muchos jóvenes acceden a ser soldaditos de los narcos porque reciben 50 mil pesos por día, lo que significa un progreso económico rápido y al alcance de la mano. La plata fácil... por un lado, y la vida misma por el otro, que en estos casos vale muy poco o casi nada.

Si no se ataca el fenómeno narco de raíz, si no hay voluntad política de todas las fuerzas -aquí no puede haber grieta. dificilmente se podrá resolver el problemas y cada día será mas alarmante.

Claro está, se va a chocar con los poderosos, los vínculos narcos con el poder, con la policía, con las intendencias, etcétera. 

Queda flotando una realidad que salió mal desde del principio. Las familias hicieron la denuncia en la comisaría y no se la tomaron en La Matanza, respondiendo que volvieran un día después.

No puede ser que funcionarios públicos, por falta de capacitación, cometan tremendos errores, aunque muchas veces no son errores, son connivencia.

Hay un aspecto fundamental en todo esto: la educación, que tendría que ser el pilar de formación de los jóvenes y brilla por su ausencia.

En definitiva, si no se hacen las cosas como corresponde, todos estaremos presos de los narcos... Como diría José Ortega y Gassete:  ARGENTINOS... A LAS COSAS.

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