TRAS EL DISCURSO DE MILEI...¿Y CUANDO SE JODIO LA ARGENTINA?

 Por Eduardo Menescaldi

Fue un discurso duro, contunente, marcando a fuego el rumbo y anunciando que no habrá marcha atrás. En forma concreta fue dirigido al Congreso tras la sanción de leyes que a su entender complican el equilibrio fiscal. El presidente de la Nación, Javier Milei, cadena mediante -un instrumento que tanto utilizó la ex presidenta, hoy presa VIP en su domicilio, Cristina Kirchner- afirmó que si la oposición quiere volver para atrás, lo van a tener que sacar "con los pies para adelante".

Así las cosas, tras escuchar los 23 minutos del discurso, apareció enseguida la imagen del gran escritor Mario Vargas Llosa, quien en su libro "Conversaciones en la Catedral", dejó para la posteridad la pregunta: ¿Y cuando se jodió el Perú?.

Esa inquietud podría tranquilamente trasladarse a la Argentina. Un país con todas las posibilidades habidas y por haber, con todos los climas, paisajes maravillosas, una gente cálida y hospitalaria, riqueza por doquier y sin embargo, desde hace años vive en la ciénaga de una pobreza que mueve y conmueve.

Cómo puede ser ese contrapunto? Por eso, la pregunta de cuándo se jodió la Argentina.

Algunos, remontándose largamente al pasado, podrán hablar del 4 de junio de 1943, con la revolución de los coroneles, donde comenzaba a aparecer al figura de Juan Perón.

Otros hablan de fines del gobierno del general Perón, con la masacre del 16 de junio de 1955, cuando por única vez se cometió el genocido de bombardear la plaza de Mayo y matar a inocentes, como esos chicos que en un micro escolar viajaban a la Casa de Gobierno en una excursion que terminó de la peor manera.

Otros apuntan a la revolución libertadora, el genocidio de Pedro Eugenio Aramburu e Isaac Rojas, con el fusilamiento del 9 de junio de 1956, que gestó la Operación Masacre, del periodista y escritor Rodolfo Walsh.

Algunos, con mucha razón, se meten en los años 70, una etapa tráfica de secuestros, asesinatos, guerrilla, bombas, sangre por doquier, que desencadenó el golpe del 24 de marzo de 1976, con su secuela terrible de persecuciones, desapariciones, torturas y demás.

Hay que seguir apuntando, tras el retorno de la democracia, acelerado por la guerra de Malvinas, la ilusión que produjo Ricardo Alfonsín con un final adelantado por estar el peronismo en la otra vereda y el arribo desde La Rioja de un caudillo como Carlos Menem, que llenó de frivolidad el poder, se apoyó en la convertibilidad que parecía interminable y que debió irse para dar paso a la Alianza. Que no pudo instalarse en el poder y concluyó con aquel diciembre que eyectó en helicóptero al presidente Fernando de la Rua, con una importante cantidad de muertos. 

Los sueños los empezó a gestar la llegada del totalmente desconocido Néstor Kirchner, que vino desde la Patagonia para tratar de enderezar el rumbo. Al principio pareció lograrlo, pero hubo un momento en que se dio vuelta la taba. La salida del procurador Righi y del economista Roberto Lavagna comenzó a  desencadenar el desborde, pudo mas la ambición que terminó sellándola la sorpresiva muerte. 

Así empezó la era de la viuda, Cristina Kirchner, que se subió al tren de la codicia y terminó desperdiciando una gran oportunidad de hacer crecer al país. Pagó el precio alto de la prisión domiciliaria que hoy tiene por todas las macanas que cometió y que se traducen en cifras de saqueo siderales que le produjeron al país una deuda estructural imposible de solventar.

Solo logró que ganara un pichón de liberal como Mauricio Macri, quien intentó el cambio pero tropezó con la enfermedad del poder que siempre sufre el peronismo cuando no gobierna, extremada en el kirchnerismo. Entonces, volvió el kirchnerismo, supuestamente con buenos modales a través de Alberto Fernández -elegido a dedo por CFK-, pero que dejó rápidamente afuera las promesas de volver mejores para repetir todos los males ya conocidos.

Por eso, se llegó a esta actualidad, donde un panelista de "Intratables" terminó sentándose en el sillón de Rivadavia. Arribó con una serie de promesas, que a priori metían miedo -ajuste, motosierra, equilibrio fiscal, baja de la inflacion, etcétera- y las fue cumpliendo a rajatabla, contra viento y marea. Lamentablemente, el arribo fue con un poder político débil, vulnerable, al tener escasa cantidad de legisladores en el Congreso.

En estas condiciones sigue para adelante como lo marcó el discurso de ayer, arremetiendo contra un Congreso adverso, que seguramente le contestará con mayor fiereza para desatar un conflicto de poderes de difícil resolución y con la pregunta de qué dirá el Poder Judicial. Así como que tendrá que caminar por el estrecho desfiladero, es decir, la cornisa del juicio político.

El Congreso apela a causas nobles -discapacidad, hospitales, Garrahan, universidades, jubilados...- para complicar el objetivo fundamental del gobierno, el equilibrio fiscal, y el presidente dijo anoche que no está dispuesto a dejarse llevar por medidas populistas.

Milei, con su discurso, ha permitido reflotar la pregunta de cuándo se jodió la Argentina. Que cada cual haga su cuadro de situación, y al que le quepa el sayo, que se lo ponga.

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