A raíz de declaraciones del músico y periodista Roberto Petinato, en las que denostó al folklore, dijo que le daba verguenza, que no lo entendía y que era un género menor, el artista de la guitarra, Juan Falú, le respondió con expresiones duras pero llenas de profundidad.
"Ay, Petinato. Cuánto laburo que dan ustedes con sus decaraciones absurdas y para colmo, difundidas en medios masivos.
Hubiese querido contestar sobre el pucho a tus declaraciones sobre el foklore pero estuve ocupado componiendo folklore. Una zamba con la guitarrita, el diminutivo e ironía pura, imitando tus referencias al charanguito y al bombito.
Fijate, por ejemplo, una estrofa de la zamba que estoy laburando, que pertenece al poeta Néstor Soria que se nos fue hace poco.
Quisiera dejar de herencia/ lo que mis ojos miraron/ nacer con el hombre nuevo/ ser lumbre de lo olvidado/ señal por la encrucijada de caminos solitarios.
!Cómo no inspirarse! Son temitas, como la vida, la muerte, tratados con la palabra bien puesta.
Ese folklore que decís no entender en tono claramente subestimador ha escrito páginas bellas sobre la tierra, su gente, sus montañas, sus selvas, sus desiertos, ríos, llanuras. Sobre el tiempo, la vida, la distancia, vaya temitas Petinatto.
Temitas que parecieran destinados solamente a sesudos tratados de filosofía. Pero están en el folklore. El carnaval, el trabajo, los oficios, el amor a la patria, el ayer, el mañana, las fiestas, las despedidas, en definitiva, la vida, la tierra en esa cuna y los pueblos acunados.
Te podría instruir, si el tiempo mediático no fuese tan vertiginoso, o si el tiempo como filosofía de vida pudiera transcurrir con la mansedumbre de los modos sabios, de estar, estando. Vos mismo, con tiempo y humildad, podrías informarte y educarte, acudiendo a acervos de poesías y música que nos llenan de mensajería, de belleza y de memoria colectiva.
Eso ocurre en el folklore, Petinato, aquí y en cualquier cultura de los pueblos, pero aquí ocurre con un despliegue estético, que es admirado por quienes se acercan a nuestro folklore con una sensibilidad amorosa.
Declarar tu extrañeza peyorativamente es todo un alegato de la ignorancia. Del ombliguismo, del centro sobre la periferia y de la supuesta supremacía de la modernidad por sobre las pertenencias de un ayer.
No hay mode rnidad sin tradición, Pettinato. Por ejemplo, yo, que tengo 76 años y una provincianía inclaudicable,soy mas moderno que vos, porque a una zamba le revuelvo las tripas, las entrañas del ayer e intento vestirla con ideas nuevas. Y es ese tránsito del ayer al mañana lo que consagra una tradición y una modernidad.
Hablo de mi, no por soberbia sino a propósito, para mostrarte que un tucumano no mediático puede tener mas conocimiento que un citadino soberbio y despectivo.
El folklore es tradición y es modernidad al mismo tiempo, como debe ser. Ponete como libro de cabecera a Manuel Castilla y luego conversamos o escuchá el bombito de Vitillo, de Domingo, de Lobo, de Cantero, de Guevara, y pido perdón por la muchedumbre no mencionada, para desasnar sobre el tema dela tradición y la modernidad. Y esa definición del bombito y del charanguito, creo que cuando se nos impone no es moderno porque no tiene la fortaleza de un ayer que permita encajar en la categoría de lo nuevo.
Hay gente que nace moderna casi por compulsión, mas que moderna son modelizados por un hoy espantoso que destruye las pertenencias para poder tenernos como lacayos de un hoy desmemoriado pero con la fantasía de estar en onda.
No entiendo que te molesten estereotipos del folklore que ciertamente a veces responden a mandatos de mercado. Pero también siempre mantienen esas vertientes soberanas condenadas a una marginalidad que finalmente celebramos. Estar afuera se celebra a veces.
¡Qué me decis de los estereotipos de otros lenguajes musicales? La misma percusión y las mismas máquinas generando barullo en todo tiempo y lugar.
Digo yo: ¿no se te ocurrió aprovechar tu posición mediática para fustigar a los monopolios de las industrias musicales que meten basura a los pueblos?
Estos son tiempos de cuestionamientos. En ese sentido me parece tan oportuna tu franqueza como tu desatino. Es hora de pegar el grito desde las entrañas de la patria para advertir sobre el daño que pueden producir las aparatos mediáticos y sus consecuentes pedagogías masivas.
Cuando te parezca hagamos un debate. Puedo despojarme de argumentos y debatir con otras herramientas, con la sentencia de una copla anónima, con el sonido de la guitarra de Eduardo Falú, con una reflexión de Yupanqui, con el canto ancestral de Mercedes o con las transgresiones del negro Lagos. Y te dejaría amable y respetuosamente con tus reflexiones y el necesario pedido de disculpas a esta tierra, a sus gentes y a esas antiguas huellas que perduran.
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