DE RICARDO BALBIN A JUAN PERON: "ESTE VIEJO ADVERSARIO DESPIDE A UN AMIGO"

 


Fue el 4 de julio de 1974, en el recinto de la Cámara de Diputados de la Nación. El líder del radicalismo, el doctor Ricardo Balbín, pronunciaba un histórico discurso ante el féretro del general Juan Perón, quien había fallecido tres días antes.

Con mucho sentimiento, Balbín hablaba ante la presencia de la viudad de Perón, Isabel Martínez y el gobernador de La Rioja, el doctor Carlos Saúl Menem.

"Vengo a este importante y trascendente lugar, trayendo la palabra de la UCR y la representación de los partidos políticos en estos tiempos que conjugaron un importante esfuerzo al servicio de la unidad nacional, y el esfuerzo de recuperar las instituciones argentinas, que en los últimos tiempos definieron con fuerza y vigor su decisión de mantener el sistema institucional de los argentinos.

En virtud de todo ello, vengo a despedir los restos del señor presidente de la República de los argentinos, que también con su presencia puso el sello a esta ambición nacional del encuentro definitivo en una conciencia nueva que nos pusiera a todos en la tarea desinteresada de servir a la causa común de los argentinos.

No sería leal si no dijera también que vengo en nombre de mis viejas luchas, que por haber sido claras, sinceras y evidentes permitieron en estos últimos tiempos la comprensión final. Por haber sido leal en la causa de las viejas luchas, fui recibido con confianza en la escena oficial que presidía el presidente muerto.

Pero guardo en lo íntimo de mi ser un secreto la obligación de exhibir frente al muerto: ese diálogo amable con que me honró y que me permitió saber que el sabía que venía a morir a la Argentina pero antes de hacerlo me dijo que quería dejar por sobre todo el pasado, este nuevo símbolo integral de decir definitivamente para los tiempos que vienen que quedaron atrás las divergencias para comprender el mensaje nuevo de la paz de los argentinos, del encuentro en las realizaciones, de la convivencia en la discrepancia útil pero todos enarbolando con fuerza y vigor el sentido profundo de una Argentina postergada.

Por sobre todos los matices distintos de las comprensioens, venimos todos hoy a este recinto, que tiene  el acento profundo de los grandes compromisos, para decirle al país que sufre, al pueblo que ha llenado las calles de esta ciudad, sin distinción de banderías, cada uno saludando al muerto, de acuerdo a sus íntimos convencimientos, los que lo siguieron, con dolor, los que lo habían combatido, con comprensión, pero todo el país recibiendo su último menaje: he venido a morir en la Argentina para dejar para los tiempos el signo de la paz de los argentinos.

Frente a los grandes muertos, todos tenemos que olvidar el error, y todo lo que en otras épocas pudo ponernos en las divergencias y en las distancias, pero cuando están los argentinos frente a un muerto ilustre tiene que estar alejada la hipocresía y la especulación para decir en profundidad lo que sentimos y lo que tenemos.

Los grandes muertos dejan siempre el mensaje. Sabrán disculparme que en esta instancia de la historia de los argentinos, precisamente en estos días de julio hace 41 años el país enterraba a otro gran presidente, el doctor Hipólito Yrigoyen. Lo acompañó su pueblo con fuerza y con vigor pero frente a las importantes divergencias de entonces, colocamos al país con largas y tremendas discrepancias, y como un símbolo de la historia, como un ejemplo de los tiempos y como una lección para el futuro a los 41 años el país entierra a otro gran presidente. Pero las fuerzas de la Repúlica, la comprensión del país pone una escena distinta: todos sumados acompañando y todos sumados en el esfuerzo común de salvar para todos los tiempos la paz de los argentinos.

Este viejo adversario despide a un amigo.

Y ahora, frente a los compromisos que tienen que contraerse para el futuro, porque quería el futuro, porque vino a morir para el futuro, yo le digo, Señora presidenta de la República (se dirigía a Isabel Perón) los partidos políticos argentinos estarán a su lado, en nombre de su esposo muerto, para servir a la permanencia de las instituciones argentinas, que usted simboliza en esta hora".




Comentarios