Sin duda el kirchnerismo no puede entender que después de dos décadas en el poder, ahora que no lo tienen parecen terminar la acción con una marcha que produce el espanto.
Como siempre ocurre, el lugar elegido fue la plaza de Mayo, algún viejo peronista soñando con un 17 de octubre, cuando hoy es 18, y aquello ocurrió hace OCHO DECADAS. La enorme mayoría de los que marchan no habían nacido y solo podrán saber algo de sus padres y/o abuelos.
Cipriano Reyes, el dirigente sindical del gremio de la carne de Berisso, fue uno de los principales motores de aquel 17 de octubre de 1945. Perón estaba preso en la isla Martín García y la multitud se concentró en la mítica plaza para pedir su liberación, como finalmente ocurrió y sobre las once de la noche el general salió al balcón y saludó a la multitud que lo vivó.
Hoy pasó mucha agua bajo el puente, y si bien podría haber alguna relación con la prisión de Cristina Kirchner, la realidad, que es la única verdad -como le gustaba decir a Perón- dice que en este caso la prisión domiciliaria es por el delito de corrupción en la causa Vialidad y con la sentencia de nada menos que 19 jueces a lo largo de todo el proceso (incluidos los tres de la Corte Suprema).
Los kirchneristas no pueden entender que la jefa esté presa por corrupción, y en todo caso hacen la vista mas gorda que nunca porque suelen arguir que no hay pruebas, cuando hay una avalancha al respecto que hace poner colorado a cualquiera que recurra a ellas. Tres toneladas de pruebas son mas que suficiente para justificar el desenlace final, con el "premio" de la domiciliaria por tener mas de 70 años y por tratarse de una ex presidenta, dos veces y ex vicepresidenta.
El kirchnerismo deberá entender que en la Argentina republicana funciona la justicia. Por ahi soaban con que se iba a cumplir esa exigencia de CFK a su ladero, el senador Oscar Parrilli, cuando gobernaba y le decía: Hay que apretar a los jueces.
Resulta que todos los que juzgaron a la condenada son magistrados elegidos por un Senado, de mayoría kirchnerista/peronista. Además uno de los jueces de la Corte Suprema, el santafesino Horacio Rosati, fue ministro de Justicia del presidente Néstor Kirchner, y se fue cuando vio algo que no le gustó, un sobreprecio en una licitación para la construcción de cárceles.
Así las cosas los que hoy marchan en forma multitudinaria -muchos se subieron a micros contratados por las organizaciones sociales, algunos sindicatos, municipios, etcétera- para repudiar la condena a la jefa y hablar de lawfare (¿todos sabrán de qué se trata?), de justicia direccionada, de Javier Milei, de Mauricio Macri, etcétara, sin tener en cuenta los fundamentos del fallo, con todas las pruebas habidas y por haber.
Mañana todos volverán a su tarea habitual -hay que decir que son millones los que no concurrieron a la plaza, la mayoría pertenecientes a ese segmento el 70 por ciento que tiene una imagen negativa de CFK- y la República retomará el camino, con la división de poderes como bandera, con oficialismo y oposición cumpliendo su rol, y de a poco dejando de lado la visita al "templo" de San José y Humberto Primo, donde una mujer que tuvo todo el poder del mundo, hoy esta cumpliendo la condena, en este triste y solitario final, aunque su gente siga pensando en la mística K.
Ojalá todos aprendan la lección de este día, que está mostrando esa famosa grieta que alguna vez destapó el inolvidable periodista Jorge Lanata -uno de los principales autores de la investigación sobre la corrupción K- y que seguirá existiendo mientras haya dos maneras de respirar el poder.
Alguien dijo que en esta marcha, con bastante cuota de espanto, se siente mucho olor a naftalina...
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