Para justificar su falta de saludo hoy a la vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel y al jefe de gobierno de la Ciudad, Jorge Macri, el presidente Javier Milei dijo una histórica frase: Roma no paga traidores.
De esta forma explicó su polémica actitud, y vale remontarse a los orígenes de la frase. Quinto Servilio Cepión era un general de la república romana. Durante la guerra de cimbrios y teutones un traidor ofreció entregar a su propio pueblo a cambio de una recompensa a lo que Cepión respondió con desprecio con la frase "Roma no paga traidores".
Se puede criticar la palabra del presidente, sobre todo porque en el Tedeum el arzobispo de Buenos Aires habló de terminar con las grietas, el individudalismo y tener en cuenta a los que la están pasando muy mal.
Milei es así, vale decirlo, y será difícil sacarlo de su personalidad, que puede gustar o no.
En la otra vereda, hoy se escuchó a una inefable Cristina Kirchner, dando un panorama sin duda repudiable, por no hacerse cargo de su responsabilidad en el gobierno de los últimos años, y pretender hacer creer que no es culpable de lo que le pasa a los argentinos, y ser también la gran responsable de la victoria de Javier Milei.
Puede ser ingenuo decirlo, pero habría que jugar con la palabra y recordar que Roma se lee Amor si se lee al revés. ¿Lo entenderán Milei, CFK y tantos otros que tienen la gran responsabilidad de conducir los destinos del país, en todas las veredas?
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