Por Eduardo Menescaldi
Bahía Blanca vive una tragedia tremenda, con muertos, desaparecidos y habitantes que sufrieron todo tipo de pérdidas, con una tormenta que derramó la friolera de casi 400 milímetros en pocas horas (los expertos dicen que significan la caída de 400 litros por metro cuadrado).
Frente a la tragedia, la política respondió con madurez, porque por primera vez en muchísimo tiempo se pudo advertir el encuentro de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, su par de Defensa, Luis Petri, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, el ministro de Seguridad de la provincia, Javier Alonso.
Juntos unieron esfuerzos para enfrentar este flagelo, que los medios han difundido con lujo de detalles y que despertaron el sentimiento de solidaridad, tan propio de los argentinos.
Bahía Blanca somos todos, sin duda la consigna, y por eso están "lloviendo" ayudas, en todo lo que se pueda paliar la situación de los damnificados.
Se juntan colaboraciones en distintos sectores de la comunidad argentina, a lo largo y a lo ancho el país.
Los clubes de fútbol abren sus sedes para recibir donaciones, léase colchones, abrigos, alimentos no perecederos, y todo lo que signifique en alguna medida la ayuda a los hermanos bahienses afectados por la tormenta, con el agregado de que también se contempla a los habitantes de localidades vecinas que también sufrieron el flagelo, como General Cerri, Ingeniero White, Guaminí, etcétera.
Ojalá que la madurez de la política, poniéndose al servicio de la gente en estos momentos de sufrimiento y dolor, sirva para que en el futuro se busquen los caminos para acercar posiciones y terminar, aunque sea por efectos de la situación, con la maldita grieta que transformó la Argentina en tierra de amor y violencia.
Todos unidos triunfaremos, ha sido la frase del justicialismo desde su creación hace ocho décadas, pero hoy ese lema cambió por aquello, que también dijo Perón, de que "al enemigo ni justicia".
Hoy debe gobernar el sentido común, que muchas veces ha sido el menos común de los sentidos. Y ese sentido común y civilizado significa ponerse al servicio de la patria y dejar de lado el egoísmo y la mezquindad que ha caracterizado el sentimiento de los que mandan, con resultados mas que lamentables.
Bahía Blanca debe ser un punto de encuentro y un punto de partido hacia la unión nacional, en una Argentina que merece ser vivida.
PD: La Solidaridad es el gran presente que hoy da la sociedad argentina como respuesta a tanto dolor.
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