Por Eduardo Menescaldi
Curiosa situación o no tanto: la muerte del gran periodista Jorge Lanata generó un similar sentimiento en dos espacios políticos muy diferentes pero a la vez muy parecidos en algunos aspectos.
Como señala en Clarín el columnista Alejandro Borensztein "fue tan grosso lo que hizo Lanata en los medios que no vale la pena ensuciar su recuerdo con la insolencia de los que festejaron su muerte.
Así, sigue diciendo que "sin embargo, mas allá de los millones que lo admiraron y lamentaron su partida, impresionan las bestias peludas que la celebraron.
Después de criticar la actitud del general Milani "que festejó que su muerte fue justicia poética y no debe haber sido la única muerte de un demócrata que el jefe militar del kirchnerismo habrá festejado en su carrera", el articulista se ocupa de "la catarata de insultos que le propinaron los militantes kirchneristas demostrando, una vez mas, cuánto les sigue doliendo el torpedo que disparó Lanata contra el barco al que Cristina pretendía subirnos para llevarnos al chavismo".
PERIODISTA NORUEGO
A continuación refiere la indiferencia del medio Página 12 -fundado por Lanata cuando tenía apenas 26 años, hoy convertido en una cloaca K-y sostiene que presentó la noticia como si hubiera muerto un periodista de un diario noruego y no su creador, su director y el que le dio forma, identidad, humor y fuerza a ese mismo medio que desde hace años, ya sin fuerza y sin humor lo viene ninguneando.
Mas adelante Borensztein cruza el charco y se muestra sorprendido por la actitud de los libertarios, quienes "festejaron también con insultos y agravios de los trolls y militantes". Asimismo aclaró que "aquí hay que ser un pcoo piadosos porque son simples imberbes, felices desconocedores de casi todo lo que pasó en la Argentina en los últimso 50 años"-
Con todos estos datos, la muerte de un enorme periodista como Jorge Lanata destapa las miserias y mezquindades de quienes mezclan cinismo, hipocresía, y a veces le suman corrupción e impunidad.
Por eso el autor declara que "Lanata dejó la vida para que la historia reciente no haya sido peor de lo que fue".
Porque, vale repetirlo hasta el cansancio, Javier Milei llegó al poder precisamente de la mano de los K, que hicieron las cosas tan mal, navegaron como nadie los mares de la corrupción que no podía sino aparecer este cisne negro que sorprendió a propios y extraños.
En otra parte, Borensztein refiere lo señalado por Juan Grabois, el amigo del Papa Francisco, quien escribió que "no se festeja la muerte de un enemigo", Así, el autor se pregunta si Lanata era el enemigo, ¿entonces qué vendría a ser el almirante Massera para este sensible desequilibrado emocional?".
Evidentemente, Jorge Lanata dejó una huella indeleble en el periodismo nacional, una impronta que sirve para las próximas generaciones y que abre un interrogante para saber quién podrá tomar esa antorcha y llevarla de pie por esa maravillosa senda de la verdad.
Por último Borensztein sostiene que el legado de Lanata "es que sigamos putendo a nuestros dirigentes hasta que aprendan a portarse bien, de una buena vez por todas".
El periodista molesta al poder, lo interpela y como describe el articulista, desde ambas veredas se han mostrado irrespetuosamente críticos, como reconociendo que el periodista de raza solo abraza libremente el fuego de la verdad.
Comentarios