De pronto apareció en el techo. Se instaló desafiante y no se inmutó ante el ladrido de la perra. Un benteveo vino para quedarse y la foto -que sacó Matías y que ilustra esta nota- es el mejor ejemplo de lo antedicho.
Su presencia puede ser una señal, y qué mejor que apelar al histórico poema del peruano Augusto Tamayo Vargas, Esperanza en los días que vienen, para sintetizar lo que hace presumir la imagen.
Nuestro país está a un paso de un nuevo año, el 2025, que se caracteriza por ser electoral, elecciones de medio término, para definir la opinión de la ciudadanía en cuanto a la nueva conformación del Congreso, porque se renueva la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado.
La resolución pasa por saber si se va a afirmar el oficialismo, que tiene debilidad de origen, con solo 7 senadores y 35 diputados, muy poco para un gobierno que ha tenido muchos problemas e inconvenientes para sancionar sus leyes. El caso mas emblemático es el de la ley Bases, que pudo ser sacionada después de seis meses de deliberaciones y los vetos presidenciales, en cuanto a la movilidad jubilatoria y el presupuesto universitario.
Así las cosas, el gobierno de Javier Milei puso en práctica un ajuste económico tremendo, calificado por el propio presidente como el mas fuerte de toda la historia político institucional del país. Eso lo ha sufrio la población y sin embargo, ha mantenido un apoyo increíble para terminar el año casi con el mismo porcentaje de adhesión con que empezó.
Milei recibió un país en ruinas y en llamas. Siempre dijo que el kirchnerismo les dejó una situación al borde del abismo -Milei decía que si seguía en el mismo camino propuesto por los K, con el plan platita, la emisión sin límites, la inflación a todo ritmo -siempre dio que se podía llegar a un 17.000 por ciento de continuar como hasta ese momento- y desde el nuevo gobierno hubo que aplicar la motosierra y la licuadora para centrifugar la economía.
Después de todo eso, lo que desafía al año 2025, con la opción electoral como apuesta, será la oportunidad de comenzar a transformar la microeconomía, con el objetivo de crear empleo genuino, activar la industria en particular y la economía en general, para que el ciudadano por fin vea aparecer los brotes necesarios para que la Argentina se convierta en el faro de desarrollo que la mayoría delos argentinos alientan. Enfrente estará el kichnerismo, con su acción devastadora y destructiva de siempre, buscando poner los obstáculos para embarrar la cancha.
De todas maneras, con la mirada puesta en el benteveo y su belleza, vale repetir que hay que tener esperanza en los días que vienen... Con esa palabra -ESPERANZA- como el gran motor de todo lo que viene en el año que está a la vuelta de la esquina.
Por Eduardo Menescaldi
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