EL ADIOS A JORGE LANATA, UN PERIODISTA DE RAZA


 Falleció el gran periodista Jorge Lanata, uno de los mas grandes cultores de esta hermosa profesión que dio la Argentina.

Había nacido en Mar del Plata el 12 de setiembre de 1960  -curiosamente el mismo año que Diego Maradona, quien nacería el 30 de octubre- pero su infancia y adolescencia transcurrió en Sarandí.

Fue pionero en todo lo que emprendió, desde la creación del diario Página 12 -que hoy lo destaca como uno de los grandes, abstrayéndose de la actualidad kirchnerista del medio- hasta la vocación por la investigación periodística, conviriéndose en la caja de resonancia de las denuncias contra el poder.

Sus investigaciones, en base a denuncias políticas, se transformaron en herramientas de culto para desnudar todas las materia de la corrupción en el poder, sobre todo en la era del kirchnerismo.

Sus programas fueron de pura docencia, ya sea Periodismo para todos (PPT), Lanata sin filtro, entre otros.

Incursionó en la escena con stand up, en la literatura con libros de alto vuelo, y fundamentalmente demostró coherencia profesional, con la verdad y los valores como mejor bandera.

Diego Cabot hoy publica ante la noticia que se fue "el mejor de todos".

En el mismo sentido podrían pronunciarse todos los que empezaron con el en los distintos medios, un valor que siempre le han destacado, como la generosidad para formar colegas y para darles la oportunidad de trascender en el ámbito periodístico.

Estuvo casado varias veces. Su primera esposa fue Patricia Orlando, con la que estuvo dos años; mas tarde se casó con la periodista Silvina Chediek, pero la pareja duró apenas un año. Otra pareja fue la productora Andrea Rodríguez, quien pese a separarse siguió siendo su gran colaboradora.  De la relación con Andrea nació Bárbara.

Posteriormente se casó con Sara Stewart Brown -de esta relación nació Lola- y últimamente estaba con la abogada Elba Marcovecchio.

Seguramente hoy es un día de enorme luto para el periodismo argentino, porque se fue un grande. Y aunque este desenlace parecía inevitable -estaba internado desde hace meses- nunca pudo superar la relación con el cigarrillo e incluso debió ser trasplantado por problemas renales.

De todas maneras, dejó una huella indeleble para los periodistas argentinos, aquellos que cultivan la profesión como el único puente de unir a la gente, la principal destinataria, con lo que realmente pasa. Y sobre todo, hacer sacudir al poder cuando se deja seducir por la impunidad, la hipocresía, el cinismo y la corrupción.


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