Por Eduardo Menescaldi
Después del golpe de ayer, la eliminación del Reducido en Mataderos ante Nueva Chicago, la pregunta que circula en torno al decano del fútbol argentino es saber si seguirá el técnico Sergio Rondina.
Hay una cláusula que permite la rescisión pero en apariencia, mas allá de que es demasiado pronto decidir, el conductor tiene ganas de seguir.
En todo caso deberá sentarse a conversar con la dirigencia encabezada por el contador Mateo Magadán para definir el futuro.
Rondina mostró su desazón por la derrota -conviene aclarar que si el partido hubiese terminado empatado también Quilmes quedaba afuera por la ventaja deportiva de Chicago-, Rondina ha dicho que tiene que hablar Mateo, conocer qué espera el club para el año próximo y de qué manera se podrá encarar un torneo que como siempre resulta muy difícil, problemático y febril, como dice el tango.
No hay que olvidar que Quilmes sigue jugando un torneo tan problemático y complicado como el deportivo, el referido a la parte económica, con el concurso de acreedores, las deudas que se han ido pagando y las que todavía falta pagar, el reclamo insólito del club La Calera de Chile por el arquero Yióvine, que nunca jugó pero que se aferra al uso de la opción que firmó quien fue presidente hasta fines de agosto de 2016, Andrés Meiszner, mas la firma del entonces tesorero, Roberto Guglielmetto, quien señaló que no puso su rúbrica y que en todo caso se la trucharon...
Con esos dos torneos en juego, el año próximo debería ser el del despegue, en lo posible manteniendo al cuerpo técnico y la gran base de este plantel, con la importancia que han adquirido "los pibes del club" promovidos al plantel superior, y con alguna que otra incorporación importante que sirva para garantizar la posibilidad de pelear por el sueño de siempre: el ascenso.
El próximo 27 de noviembre, el decano del fútbol argentino cumplirá 137 años de vida y esta vez el festejo tendrá este dolor encima, pero con la indómita sangre de los indios Quilmes -los que huyeron del conquistador, sobrevivieron y se instalaron en estos pagos- se va a poder inflar el pecho y volver a empezar a vivir este sueño, que hoy es pesadilla.
Mueve y conmueven algunos comentarios, como el del colega Germán Rodríguez, de Elfutboldequilmes en vivo, quien saca a flote, por qué no, su condición de hincha. Y dice con una franqueza inefable lo difícil que es seguir la campaña y ser hincha, para descargar algunas broncas por performances puntuales como la de Santiago Moya, que en el segundo tiempo pareció dejarse llevar por los impulsos y generó una expulsión incomprensible. Lo mismo, Leandro Allende, por citar aquellos que en el segundo tiempo prácticamente dilapidaron la posibilidad de cambiar el destino del partido.
Todo eso es historia reciente, aun no se cumplieron las 24 horas de la eliminación, sin embargo Quilmes es grande (mas allá de que increíblemente Soloascenso haya publicado que Nueva Chicago borró a Quilmes, con una exageración evidente) y debe quedar como balance y evaluación todo lo ocurrido en estos mas de 180 minutos de juego. Quilmes fue muy superior en el Centenario, pero no pudo ganar, incluso tropezó con un arquero que atajó, también el penal. En la revancha las cosas se emparejaron, Quilmes tuvo la posibilidad de una pelota en el palo, Chicago también jugó con el palo, pero del rebote llegó el gol de Paz. Eso pareció enloquecer a algunos jugadores del Cervecero que lamentablemente se apartaron del sentido común y de la responsabilidad de lo que se jugaba.
Chicago festejó, sin duda tendrá que mejorar mucho para superar a los clubes del interior que siguen en carrera, pero quién le quita lo bailado y lo festejado.
Quilmes debe amortiguar el dolor, rápidamente superar el golpe y como el ave Fénix renacer entre las cenizas para que el 2025 sea por fin el año mas esperado con el mejor final. Ahora, todo es bronca y dolor como lo expresa Germán, mañana, todo puede cambiar y con esa ilusión vale la pena seguir peleando.
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