Cipriano Reyes (foto) fue un destacado dirigente sindical, poeta, escritor, periodista, con una vida aventurera y apasionante.
Vivió junto a su pareja, la escritora Sara Sastre, en Quilmes, en un primer piso de Ortiz de Ocampo y Moreno.
Uno de sus libros emblemáticos fue "Yo hice el 17 de Octubre" en el que cuenta con lujo de detalles aquel histórico día de 1945, cuando desde el Sindicato de la Carne, de Berisso, encabezó la movida hacia plaza de Mayo para pedir por la libertad del entonces Secretario de Trabajo y Previsión, Juan Perón.
En el libro refiere las peripecias que tuvieron que atravesar para lograr que finalmente una multitud pidiera por la libertad de Perón, lo cual finalmente se logró. También señala que en ese acto no estuvo Eva Perón y agrega que fueron muy pocos los gremios que adhirieron a esa movida, que terminó gestando el día de la lealtad.
17 de octubre de 1945Cipriano era uno de los referentes del Partido Laborista, que fue fundamental para las elecciones de 1946 que consagraron la presidencia de Juan Perón. Sin embargo, el peronismo le pagó muy caro a Cipriano su decisión de mantener el partido Laborista. Perón dio la orden de la desaparición del laborismo y la obligación de insertarse al llamado peronismo o justicialismo. Cipriano, que en aquellos comicios fue elegido diputado nacional, se opuso y pagó caro su osadía. Incluso sufrió persecución, prisión y torturas, además de un atentado en su casa donde murió su chofer.
EL POETA
Una de las vetas mas destacadas de Cipriano Reyes era su verba y su cultura literaria. Magnífico poeta.
Uno de sus libros de poesías mas atractivos fue Mi sermón de la llanura, de Ramos Americana. Tuvo el prólogo nada menos de Roberto Tálice, quien condensó en ese espacio una gran cantidad de sermones que antecedieron a la propuesta de Cipriano, para culminar diciendo que sea bienvenido "Mi sermón de la llanura" en estas vísperas turbulentas de un mundo en plena convulsión, necesitado de predicadores del aliento, la fortaleza, la inspiración y la generosidad espiritual de Cipriano Reyes".
Digamos que el libro fue editado en 1980.
Y para Lázaro Siegel, hablando del libro, "es la pureza de un amor sin lindes mitigando, como el agua fresca, el enfebrecido tormento del hombre ante la impostergable mordedura de la nada".
En el libro Cipriano le da paso a su creación inspiradora, una musa que llama Humania a la que define como "una sublime conjunción de cuerpo y alma. Vive y palpita al conjuro del ensueño y de la luz, ríe y llora con los afligidos y los tristes; grita contra la violencia, sale al encuentro de la injusticia, rechaza a los dioses opulentos y opresores; bebe del mismo marro, duerme en el mismo techo y come del mismo pan de los que no tienen donde recostar su cabeza. Combate a la miseria; canta a la vida, al amor y al trabajo; proclama el reino de la paz, inspira el pensamiento de los que luchan por la libertad y conjuga su existencia con la existencia y la razón de ser del hombre".
MI ORACION POR LA PAZ
Veamos la propuesta de Cipriano a modo de oración por la paz. Comienza diciendo que cuando el hombre comprenda al hombre, cuando no se niegue a si mismo, negando a los demás, cuando se de cuenta que el otro es su hermano, que todos debemos compartir las desesperanza y las alegrías, el bienestar y la paz humana, cuando no haya mas un niño con hambre ni un solo pueblo sin destino en el mundo, !entonces recién lo habremos comprendido a Dios!
"Mi oración por la paz es muy sencilla
mi oración por la paz es la semilla
de mi corazón;
en ella trasunto mi amor y sentimiento,
en ella vuelca mi alma todo lo que siento:
Esta es mi oración...
!Señor! Haced que termine el odio y la guerra,
que haya paz en el mundo, que vibre la tierra
cargada de mies:
que cante mi trabajo sus bellas canciones,
que el hombre resuelva en sus meditaciones,
la paz sin doblez.
Que no luche inútil, que no trabaje en vano
haciendo la guerra, matando al hermano
sin tener por qué,
que destruya el hombre su instinto de fiera
y que alce en el mundo la blanca bandera
de amor y de fe.
Que rompa la trampa de la guerra homicida,
que eleve su verbo po el bien de la vida,
y esté junto a Vos,
así no habrá un mundo con destino incierto
ni campos sembrados de heridos y muertos
por la guerra atroz.
Busquemos la dicha dándonos las manos,
¿no somos, acaso, en la vida hermanos
en un mismo amor,
en el amor que ha creado todo en la Natura,
que nos habla siempre de la desventura
de nuestro Señor?
¿Acaso no tenemos el bíblico ejemplo
"Ama a tu prójimo" y allá en el templo
el amor de Jesús
hecho todo grandeza, conjunción de la vida,
floración de lo excelso con la fe mas sentida,
de armonía y de luz?
¿Por qué es que olvidamos que somos humanos,
por qué combatimos entre padres y hermanos
matando a la paz?
No tenemos acaso, en Sagrada Escritura
el precepto mas noble, la premisa mas pura:
el "!No matarás!".
¿Por qué surca el hombre las nubes, el cielo,
sembrando la muerte en su bárbaro anhelo
de conquistador?
¿Por qué destruye la vida, las cosas
más bellas, más nobles y más candorosas
que tiene el amor?
Acaso no entiende lo que es cristianismo,
no piensa siquiera en su necio egoísmo
brutal y sin fin
en todas las cosas que Tú nos has dado,
en el bien que siembras, en tu amor sagrado,
y se hace Caín!...
!Ah, Señor!, cuando todos sigamos tu huella
y nos alumbre el camino la divina estrella
de la Anunciación,
cantarán su gloria los tristes y afligidos
y serán libertos los pueblos oprimidos
gritando: !Redención! !Redención! !Redención!
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