Por Eduardo Menescaldi
El 10 de diciembre, cuando se cumpla un año de gobierno, el presidente de la Nación, Javier Milei, brindará un discurso en cadena para evaluar lo realizado en el período y adelantar lo que podrá ocurrir de ahí en adelante, desde la gestión del Poder Ejecutivo.
El oficialismo se siente gratificado por la respuesta de la ciudadanía frente al ajuste brutal que dispuso el gobierno, con licuadora y motosierra incluidas, y subraya los números de las encuestas que refieren la sintonía de la gente con los que mandan.
Se cree desde la órbita oficial que se ha hecho mucho para satisfacer los reclamos ciudadanos, dentro de la decisión de cumplir con todo lo prometido.
Quizás ese sea el mayor logro de este presidente tan especial, disruptivo y out sider, que no cumple ninguno de los requisitos que llevaron a los políticos a ocupar los cargos de gestión.
Todo es novedoso y la opinión pública parece receptarlo, porque en ese sentido la mayoría reconoce que está sufriendo las consecuencias del ajuste pero ha decidido bancar esta patriada para terminar con los tiempos de corrupción, impunidad, hipocresía y cinismo.
Milei, aunque no lo quiera reconocer, ha puesto a la inefable Cristina Kirchner en el ruedo y se siente cómodo confrontando con aquella a quien el ex presidente de Uruguay, José Mujica, calificó como "la vieja CFK a la que tanto le cuesta largar el pastel".
Seguramente para la fecha del discurso se sabrán los temas que el presidente pretende tratar en el Congreso, sobre todo el presupuesto nacional, aunque todas las especies aseguran que no lo mandará y preferirá seguir con el actual. Otro asunto de suma relevancia, Ficha Limpia, tuvo un golpe casi de nocaut en Diputados, frente a lo cual el presidente aseguró que va a alentar su propio proyecto -se lo dijo a la diputada del PRO, Silvia Lospennato, la gran defensora de la iniciativa- y la duda pasa por saber si será para extraordinarias o si quedará para el próximo período legislativo después del 1 de marzo, fecha en la que debe dar su discurso de apertura de las sesiones en el Congreso.
El 10 de diciembre es el día de la democracia, recordando que este año se cumplirán 41 desde la asunción del doctor Raúl Alfonsín, y el discurso que dará Javier Milei será importante para saber donde está parado cada sector.
El sindicalismo tradicional terminó reculando en chancleta, lo que motivo la salida de Pablo Moyano, que buscará con los duros mostrar alguna cuota de resistencia al gobierno.
Los números de la economía, por lo menos en el orden macro, le sonríen al gobierno: dólar blue en baja, riesgo país en el menor de los valores de los últimos, la posibilidad de terminar con el cepo cada vez mas firme, ya que la brecha entre el oficial y el blue se reduce todos los días, alguna recuperación en sectores, otros siguen esperando los brotes verdes...
Y la política de desregulaciones, que encabeza el ministro Federico Sturzenegger, ha resultado brillante, lo que se manifiesta en estos días con la apertura de un espacio en el que se pueden denunciar excesos burocráticos, negociados, presunción de corrupción, etcétera. Apenas se abrió ese espacio, en pocas horas ya hubo 1200 denuncias.
En fin, parece vivirse un momento muy diferente al que pronosticó desde la comodidad de la playa atlántica, comiendo pochoclos el inefable marido de la diputada Tolosa Paz, Pepe Albistur. Pasaron todas las fechas que pronosticó en una actitud golpista, y los días que vienen parece que serán mas felices para los que mandan, mientras el peronismo intenta juntar las fichas, con su jefa doblemente condenada por la justicia y con peleas internas que salen a flor de piel.
Argentina, tierra de amor y venganza, decía la telenovela. Se está viviendo una etapia inédita y solo Dios sabe lo que viene, aunque el 2025 está a la vuelta de la esquina.
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