Por Eduardo Menescaldi
Tercer domingo de octubre, en nuestro país Día de la Madre, comercial por supuesto, con el detalle de que todos los días es SU DIA.
Las madres que están en la Tierra, las que miran desde el Cielo. En mi caso, la querida María Pastora, un ejemplo de vida y de referencia.
Este comentario se produce en la fecha en que se cumplen 10 meses y 10 días de la asunción del presidente Javier Milei.
Milei, vale repetirlo, es el resultante de los malos gobiernos anteriores, fundamentalmente el K de Alberto Fernández, Cristina Fernández y Sergio Massa, que dejó tal tendal que a la presidencia llegó un outsider, un disruptivo, un hombre que sacude el ventilador a diestra y siniestra y no escatima insultos, improperios,... el último, ayer contra el recién fallecido Ginés González García, ex ministro de Salud del gobierno de los Fernández y promotor de la mala política de vacuna frente al Covid, que generó que en nuestro país murieran 130 mil personas, por la maldita intención de no aceptar la vacuna Ffizer, con argumentos ideológicos dignos de repulsa.
Milei va para adelante contra viento y marea, cumpliendo a rajatabla lo prometido en campaña, desde el brutal ajuste, la motosierra, la licuadora... Con poca sustentabilidad política en el Congreso y debiendo apelar a la ayuda de los aliados para sancionar la ley de Bases y lograr que los vetos -movilización jubilatoria y financiamiento universitario- sean realidad.
El presidente, economista por antonomasia, no oculta esa profesión y la traduce en cada discurso o presentación en los medios para dar clase y rendirse ante el altar del déficit cero.
Lógicamente, esta decisión general resquemores, sobre todo en la oposición -léase izquierda y kirchnerismo- que pretenden lograr aquello que cultivan los K -que cooptaron el peronismo- o sea jugar con la ilusión del club del helicóptero: que se vayan antes.
Lo hicieron con Mauricio Macri y no pudieron, a tal punto que ese gobierno fue el primero no peronista que consiguió cumplir el mandato.
Toto Caputo, ministro de Economía, es el fiel intérprete de la política que alienta el presidente. En una charla en el coloquio de IDEA, en Mar del Plata, recordó que hubo quienes con los pochoclos proclamaban que este gobierno terminaba en fecha de Semana Santa: dijo el referente K Enrique Albistur que no se sabe si cae en marzo o abril. Caputo lo recordó y señaló que ya se estaba en octubre.
"Como no tienen argumentos, apuestan a cualquier cosa para criticar" dijo el ministro.
Así las cosas, se espera que los buenos números en la llamada MACRO (economía) como el dólar blue bajo, con una brecha del 20 por ciento en relación al oficial, el riesgo país que descendió ostensiblemente desde hace diez meses, sirvan para que de una vez por todas se active la MICRO. Esto se traduce en la necesidad de que comience a moverse la economía, con crecimiento del empleo, activación de la industria, etcétera.
El mapa de posibilidades económicas que ofrece el país es increíble: el litio en el norte argentino, Vaca Muera en la Patagonia, el turismo, la gastronomía, la producción son algunos de los items que debe activar el gobierno para lograr que comiencen a moverse los llamados brotes verdes, léase inversiones.
El tema de los jubilados es inveterado. Ni este gobierno ni el anterior ni los otros de las cuatro décadas de democracia le han dado el lugar y la remuneración que merecen los que aportaron toda su vida. Porque la mínima, jubilación que cobra la gran mayoría, resulta un tercio de la canasta básica y si no se cuenta con el respaldo familiar difícilmente se pueda llegar no ya a fin de mes sino a mediados.
Cristina Kirchner, cuando era presidente, aseguró que no podía aplicar el 82% móvil porque eso significará quebrar el sistema.
Los K fueron depredadores seriales de los jubilados, agravando el sistema con la incorporación millonaria de integrantes sin aportes, lo que llevó a que se rompa la relación entre activos y pasivos. La lógica debería ser que haya 3 ó 4 activos por cada pasivo y la realidad dice que hay 1,3 activos por cada jubilado, es decir, el sistema es inviable y exige una reforma jubilatoria radical.
El otro tema que hoy está en las primeras planas es el de las universidades. El presidente nunca dijo que iba a cerrarlas o arancelarlas, en todo caso lo que señaló es que el objetivo es auditarlas, es decir, controlarlas porque eso no se hacía desde hace años y era imposible saber cuál era el destino e los fondos que recibían las casas de altos estudios. Se rompió la barrera que había establecido el funcionario Zanini durante el gobierno K y ahora la SIGEN se va a encargar de auditar las universidades.
Cuando se investiga, se puede advertir que no siempre los fondos se emplean para pagar a los docentes y empleados, y están los casos como la Universidad de San Martín y la telenovela que protagonizó Andrea del Boca con muchos millones en juego, dirigidos a una productora ligada con la propia actriz.
Desde la oposición K y la izquierda se alienta la comisión de delitos como la toma de las universidades, con el agravante de que no se admite el ingreso a los estudiantes que quieren cursar, dar exámenes, etcétera.
Frente a todo este panorama, vale dejar el último párrafo del comentario al periodismo. Mas allá de los militantes, de una u otra línea -oficial u opositora- conviene poner el acento en los profesionales que son auténticos militantes de la verdad, que es la única variante que vale para el periodismo. Lo debe entender Javier Milei. Porque ni ensobrados, ni corruptos, ni hipócritas... El periodismo debe ser siempre el puente entre la gente y lo que realmente pasa. Debe entenderlo el presidente y no meter a los periodistas en la misma bolsa.
Y en cuanto a la oposición, con todos los medios que le siguen, debe entender que la pérdida de credibilidad, la pasión enfermiza por el poder, la llevan a cometer la grave situación de pelearse por metros de poder. CFK acusando de traidor a Axel Kicillof, o mencionando a Poncio Pilatos. Y Axel retrocediendo en chancletas, como dijo Carlos Ruckauf.
Los kirchneristas, que han cooptado al peronismo, se están peleando con los que se consideran auténticos, que buscan superar la crisis y volver al justicialismo auténtico. Para lo cual tendrán que liberarse de la pasión de la jefa, que habla de "los días mas felices", cuando gobernó ella... aunque la realidad es que la única feliz es ella cada vez que cobra los millones de su jubilación...
Argentina, con todos sus bemoles, sigue siendo, como el poema de Augusto Tamayo Vargas, una tierra de promisión y de "esperanza en los días que vienen...".
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