Un 16 de setiembre, hace hoy 69 años, la llamada revolución libertadora, encabezada por el general Pedro Eugenio Aramburu y el almirante Isaac Rojas irrumpía en forma brutal en el poder y desalojaba al presidente constitucional Juan Domingo Perón.
Perón huyó en una cañonera a Paraguay y posteriormente se fue a Panamá -donde conoció a Isabel Martínez, con la cual se casó- para años mas tarde instalarse en España.
El gobierno militar de facto ya había hecho un intento tres meses antes, el 16 de junio, que fue fallido pero que dejó muchos rencores flotando. Perón acentuó su autoridad, creciendo la grieta entre peronismo y antiperonismo, para desencadenar la resultante el 16 de setiembre.
Desde el gobierno peronismo hubo persecución a los "contreras" y a la iglesia, con una mítica marcha de Corpus Christi y una respuesta violenta del peronismo con la quema de iglesias.
Todo ese clima enrarecido estalló el 16 de setiembre con el desenlace mencionado. Perón arguyó que decidió no dar batalla para evitar mayor cantidad de muertos.
A partir de este gobierno de facto el país entró en una curva peligrosa, se ahondaron las diferencias y desde el exilio Perón lideró su movimiento, con el sueño siempre vigente de volver a su país, como ocurrió el 17 de noviembre de 1972 en primer término y posteriormente el 20 de junio del año siguiente.
Perón tuvo un tercer mandato y murió ejerciendo el poder el 1 de julio de 1974, quedando el país en manos de la compañera del general, Isabel, y del enigmático ministro de Bienestar Social, José López Rega. Fueron años duros, con la violencia a flor de piel, que terminaron por generar la última y sangrienta dictadura militar, que comenzó el 24 de marzo de 1976 y se extendió hasta el 10 de diciembre de 1983, con la vuelta de la democracia y la asunción del presidente de la Nación, el radical Raúl Ricardo Alfonsín.
El próximo 10 de diciembre se cumplirán 41 desde el retorno de la democracia, y mas allá de los vaivenes, las idas y vueltas, los dimes y diretes, el sistema sigue vigente, y debe ser perfeccionado todos los días. Porque mas allá del gobierno del disruptivo Javier Milei, todas las fuerzas políticas deben bregar para que el sistema no camine por la cornisa, aunque la realidad nos hace decir que hay democracia para siempre.
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