No hacen autocrítica, y cuando no son gobierno gozan los avatares que sufren los oficialismos para tratar de arreglar los desaguisados que provocaron cuando mandaban.
Cabe esto para los medios kirchneristas, que con sus referentes mediáticos -léase C5N, Página 12, El Destape, el Cohete a la luna, Radio 10, etcétera- ahora quieren hacer creer a la opinión pública que el casi 53 por ciento de pobreza que arrojó el índice dado a conocer ayer por el INDEC es culpa absoluta de la actual gestión y su ajuste brutal, con licuadora y motosierra.
La realidad, que es la única verdad, dice que de ese 53 por ciento un 41 por ciento lo heredó este gobierno. En todo caso en este primer semestre agregó un 11 por ciento mas pero de ninguna manera es el gran responsable del desastre económico que dejó el gobierno K.
Así las cosas, frente al panorama que se ofrece hoy cada cual deberá hacerse cargo de su cuota de responsabilidad. Si se espera una cuota de autocrítica de parte de los K, difícilmente ocurra. Entonces, habrá que buscar la fórmula para resolver los problemas, aumentar la riqueza, apostar al trabajo genuino, dejar de lado la multiplicación de los planes y ponerse a trabajar para la realidad actual cambie para bien.
Javier Milei tendrá que ser piloto de tormentas, tratar de no cometer errores que le pueden complicar aun mas el gobierno -no olvidar que llegó con una institucionalidad muy vulnerable, por la cantidad de legisladores que llevó al Parlamento-, buscar consensos con fuerzas cercanas que quieran terminar con " el huevo de la serpiente" y darle para adelante. Quizás tendría que reformular su estrategia en el tema financiamiento universitario, teniendo en cuenta la mega manifestación de abril que podría repetirse la semana próxima, y fundamentalmente evitar tapas como la que produce Clarín, con el contrapunto de las cifras de la pobreza y su entrevista con Susana Giménez, con el balcón de la Casa Rosada como imagen...
En fin, la Argentina, siempre se dice, puede alimentar a 400 millones y resulta que tiene casi 25 millones de pobres y 8 millones de indigentes... Paradojas de un país que tiene todas las condiciones para ser crisol de razas y fuente inagotable de economía, y que por grietas insondables continua inmerso en la oscuridad de un túnel cuyo final está hoy a años luz, valga la redundancia.
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