"Borges y los recuerdos", tal es el anuncio de la presentación del próximo martes 1 de octubre a las 19 en Casa de Arte Doña Rosa, Colón 279, Quilmes, por parte de Claudio Pérez Miguez. En la ocasión reflotará aquella histórica entrevista que le realizó al escritor, a raíz de un trabajo práctico que le pidió en aquel momento la profesora de Literatura, cuando Claudio cursaba el tercer año de la secundario en un colegio de Don Bosco.
Claudio junto al quilmeño Raúl Manrique Girón fundaron el Centro de Arte Moderno en Quilmes. Posteriormente se trasladaron a Madrid, donde instalaron ese Centro, que sigue dirigiendo el quilmeño Manrique Girón. Ese Centro hoy está en la Calle de Hilarión Eslava 21, distrito Chamberí, Madrid.
Ese Centro está conformado entre otras cosas por dos sellos editoriales, librería especializada, sala de exposiciones y el Museo del Escritor, que cuenta con una colección de 5000 objetos y documentos de escritores de la lengua española, con la finalidad de contribuir a conservar la memoria personal de los autores.
El material de la colección se halla en parte en exposición permanente en la sede de Madrid y también llevaron a cabo mas de 70 exposiciones temáticas en diferentes partes del país así como también en Francia, Italia, Rumania e Israel.
Se perfeccionaron en la istoria literaria, publicando libros en coautoría con recuadros iconográficos sobre Borges, Cortázar, Oliverio Girondo, Norah Lange, Manuel Mujica Lainez, Juan Carlos Onetti y Alejandra Pizarnik.
Claudio Pérez Miguez es autor del libro de Borges y coautor con Raúl Manrique Girón de El infinito Borges, El universo de Julio Cortázar, Alejandra Pizarnik.
AQUELLA ENTREVISTA
La foto que acompaña esta nota de Claudio Pérez Miguez y que lo muestra junto a Borges está sostenida por la entrevista que realizó el 29 de julio de 1982, en el domicilio del escritor en Capital, calle Maipú 994.
Cuenta Claudio cómo se gestó la entrevista. Cuando cursaba el secundario en el colegio Don Bosco, su profesora de Literatura, Josefa Iglesias de Fanelli, admiradora de Federico García Lorca, pidió a los alumnos que realizaran una entrevista como trabajo de la materia.
Ahí le surgió la idea de verlo a Borges. Buscó el teléfono en la guía y encontró el de la madre del escritor, que en ese momento ya había fallecido, pero el teléfono seguía a nombre de doña Leonor Acevedo.
Llamó y lo atendió la secretaria de Borges, Fanny Ubeda. En el primer llamado, la respuesta fue que no estaba el escritor. Pasaron los días, se acercaba la fecha de presentación del trabajo y volvió a llamar. Esta vez Fanny le pasó el teléfono a Borges. Claudio lo puso al tanto del pedido de la profesora y el escritor contestó que fuera cuando quisiera.
Un día después fue y realizó la entrevista, que quedó como anécdota pero que terminó publicando 30 años después.
Al principio la pregunta estuvo referida a los padres de Borges. El escritor dijo que su madre era católica a la Argentina, o sea no demasiado practicante. Y su padre era agnóstico, un librepensador. Además, profesor de Psicología en el Colegio de Lenguas Vivas. Así le comentó que le pagaban en aquellos años 100 pesos las clases, lo cual era una suma muy importante. Con mucho humor, Borges le dio que "hoy esos 100 pesos no son nada".
El escritor le mencionó que había estudiado en el College de Ginebra, Suiza, y que lo que mas le gustaba era al historia.
LA LITERATURA
El joven entrevistador quiso saber cuándo nació la pasión por la literatura. Borges respondió que no recordaba cuando empezó esa pasión. "Mi padre me aconsejaba que solo leyera lo que me interesara, y que no lo hiciera cuando no hubiera necesidad de hacerlo. También me decía que escribiera mucho, que rompiera mucho.
Agregó que su primer libro fue "Fervor de Buenos Aires" cuando tenía 24 años.
Ante la inquietud por saber cómo nacía una obra literaria, Borges aplicó su habitual ironía. "Yo siento que hay algo que quiere que lo escriba y yo trato de disuadirlo. Pero si hay un tema que vuelve como argumento de un cuento o de un poema, entonces lo escribo.
Borges sostuvo que su obra "El libro de arena" era la única que le producía mucha satisfacción. "Tal vez el tiempo lo juzgue también así y borre los demás, que son realmente borrables borradores.
Volvió a mostrar humor cuando se le comentó que la gente apreciaba sus obras y las leía. Frente a ello señaló que "es cierto pero yo no me encuentro entre los lectores. Eso es un error y no sé si agradecerlo porque sino hay que agradecer errores. Creo ser mejor lector que escritor.
EL DIA DE BORGES
El joven le preguntó cómo era un día en la vida de Borges. "Bueno, por la mañana, a veces tengo la suerte que vienen a verme periodistas de Quilmes".
En otra definición, sostuvo que la política no le interesaba. "Me interesa mas la ética. Si uno actúa éticamente, eso puede tener un efecto político muy grande.
Sobre los gobiernos afirmó: "Quisiera un mínimo de gobierno, pero lamentablemente todavía los gobiernos, aun los malos, son necesarios, como evidentemente también la policía es necesaria.
Si fuéramos éticamente perfectos no serían necesarios los gobiernos, que son un peligro sin duda.
Y aquí le contó al entrevistador que su padre era anarquista.
"Espero que en Quilmes estén mejor las cosas que en Buenos Aires" contestó sobre la realidad del país (no olvidar que era julio de 1982).
EQUIVOCACIONES
Por último, se le pidió un consejo y el escritor reflexionó sobre su vida. "No he sabido manejar mi vida y no puedo dirigir la vida de los demás. Mi vida ha sido una serie de equivocaciones. No puedo dar consejos, ando un poco a la deriva. Cuando pienso en mi vida me averguenzo. Yo no doy mensajes, los políticos dan mensajes".
Sin duda, un reportaje enorme de este entonces jovencito Claudio Pérez Miguez. A la distancia y con el paso del tiempo se valora mucho mas.
El martes en Casa de Arte Doña Rosa podrá contar esta impresionante anécdota y todo lo que significó Borges en su vida.
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