24 DE MARZO: DIA DE LA MEMORIA, LA VERDAD Y LA JUSTICIA

 Por Eduardo Menescaldi

Hoy, 24 de marzo, domingo feriado nacional, se recuerda el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, cuando se cumplen 48 años de la llegada de la dictadura militar, que dejó su tendal de torturados, desaparecidos, secuestrados y que hasta 1983, cuando regresó la democracia, sembró el terror en la ciudadanía argentina.

Algún periodista, como Ceferino Reato, suele decir que en lugar de recordar el 24 de marzo, comienzo del terrorismo de Estado, habría que celebrar el 10 de diciembre porque en 1983 asumía el presidente Raúl Alfonsín, el padre de la democracia.

Hoy agrupaciones de izquierda, el peronismo y el kirchnerismo organizan movilizaciones a plaza de Mayo por este día, que culminarán seguramente en una expresión dura hacia ese período oscuro de nuestra historia, pero que también aprovecharán la ocasión para despotricar al gobierno democrático de Javier Milei.

Se habla de Memoria, Verdad y Justicia, tres valores innegociables. De todas maneras lo que hoy se vivirá en la plaza será una expresión sesgada de una situación que llenó de sangre y de terror las calles de nuestra querida Argentina.

Pero como se trata de una visión sesgada, vale la pena agregar a esto lo que sin duda también tiene que ser tenido en cuenta.

El gobierno nacional con un spot, que se filmó en Casa Rosada, a través de Santiago Oría, con testimonios de Juan Bautista el tata Yofré, el ex guerrillero Lagraña (el que ha aparecido en distintos reportajes diciendo que fue el quien en Holanda puso el número de 30 mil desaparecidos porque había que dar una cifra importante para tener un resarcimiento económico) y familiares de asesinados por la guerrilla pre dictadura.

En este video se habla de toda la verdad, no solo del terrorismo de Estado de la dictadura sino de la acción de la guerrilla, el Erp, los montoneros y otras agrupaciones entre 1973 y 1976.

En 1973, concretamente, dos días después de la asunción del general Perón de su tercer mandato, fue asesinado por Montoneros el secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci, a quien Perón quería como a un hijo. Esa muerte caló hondo en el corazón del General, quien desde ese momento lanzó su campaña en contra de la guerrilla.

Tiempo después echó a los "jóvenes imberbes" de la plaza, pero en estos meses, todos los días había secuestros, asesinatos, atentados, con una suerte de muertos civiles que se cuentan como 1094. Todo esto ocurrido antes del golpe militar.

Muchos entiende que la verdad de la memoria pasa por comprender que la dictadura militar fue la resultante de la acción previa de la guerrilla.

El periodista Eduardo Feinmann sostiene con firmeza que "no se puede entender el golpe militar si no se analiza lo ocurrido en los años 1973, 1974 y 1975, con los asesinatos, secuestros y demás".

La llegada de la democracia en 1983 tuvo la rápida reacción del presidente Alfonsín de disponer, en una decisión histórica, el juicio a las juntas de la dictadura militar. Se creó la Conadep (Comisión Nacional de Desaparición de Personas) y se realizó una intensa investigación, con testimonios crudos de familiares de desaparecidos y sobrevivientes de la dictadura.

Todo ello llevó en 1985 al histórico juicio a las Juntas, con penas extremas para los principales responsables de la masacre de la dictadura.

Aquí también conviene resaltar que la decisión de Alfonsín no contó con el apoyo del peronismo, que no quería saber nada con el juicio a los militares. Sin embargo el presidente radical se jugó con esa movida y logró escribir una página inédita en la historia sobre los crímenes de lesa humanidad. Ni siquiera el juicio de Nuremberg, que juzgó a los criminales nazis, alcanzó la magnitud de lo ocurrido con la decisión de Alfonsín.

En síntesis, la Memoria, la Verdad y la Justicia tendrán que ir de la mano de la realidad, es decir, contar todo lo que pasó y no quedar reducido a un sector porque el reguero de muertos civiles previo a la dictadura también tiene que contar, como lo dice el video del gobierno nacional.

Y también hay que tener presente que pasaron 48 años desde aquel episodio que hoy se recuerda. La Argentina tiene que cicatrizar heridas, hacer caso al Nunca Mas y mirar el futuro con esperanza porque este es un país que merece ser vivido. De lo contrario seguiremos viviendo el día de la marmota...

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