Hoy se recuerda que en 1811 nacía en un humilde poblado de San Juan, Domingo Faustino Sarmiento, el gran maestro argentino, que llegó a la presidencia de la Nación y sembró en el país una senda educativa que todavía está en deuda.
Sarmiento fue presidente de la Nación y al realizar un censo se dio cuenta de que había un enorme porcentaje de analfabetos, que orillaba el 87 por ciento. Ahí llamó a su secretario y le dijo: mi primera política va a ser, Escuelas, escuelas y escuelas. A partir de ahí inició una cruzada junto a sus ministros para educar a la población y voltear ese gran déficit. Lo logró, incluso trayendo maestras de los Estados Unidos, que se quedaron en el país y desarrollaron una gran tarea educativa.
Siempre se dijo que Sarmiento era un hombre contradictorio, porque se decía ateo y escribió un catecismo.
Sarmiento fue político, escritor, maestro.
Son famosas sus peleas literarias con otro grande como Juan Bautista Alberdi. Cartas que quedaron para siempre como pilares de dos grandes defendiendo a ultranza sus ideas.
Fue gobernador de San Juan entre 1862 y 1864, presidente de los argentinos entre 1868 y 1874, ministro del interior en 1879.
Sus obras literarias mas emblemáticas fueron Recuerdos de provincia, Facundo, Civilización y barbarie, Argerópolis.
En las escuelas siempre se cantó el himno al gran maestro argentino: Fue la lucha, tu vida y tu elemento...Y vale la pena seguir cantándolo hoy mas que nunca en que se pensó declarar a la educación como servicio esencial, según la ley de ómnibus, que se frustró en el Congreso.
Sarmiento murió el 11 de setiembre de 1888 en Paraguay. En su homenaje se celebra en todo el país el 11 de setiembre el día del Maestro, sin duda un merecido reconocimiento a quien hizo de la educación su campo de batalla.
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