CINISMO, CORRUPCION, HIPOCRESIA: CFK EN 33 PAGINAS


Por Eduardo Menescaldi

 Evidentemente, Cristina Kirchner, fiel representante de ese fenómeno que asoló el país durante 16 años de los últimos 20 desde el 2003, no está dispuesta -nunco lo estuvo- a hacer autocrítica de su gobierno. Con cinismo, hipocresía y corrupción  armó un medio campo en un equipo que dejó el tendal en la Argentina.

Pero como no reconoce ninguna posibilidad de autocrítica, se despachó con un documento de 33 páginas en el que arremete contra el actual gobierno y deslinda responsabilidades sobre la situación económica e la Argentina, la deuda, la desocupación, la pobreza, la frivolidad, etcétera.

Con el desparpajo propio de su personalidad desmiente de cabo a rabo a lo que dijo días pasados el periodista militante Roberto Navarro, quien había hablado de que Cristina pensaba que Milei hacía política con métodos kirchneristas y que la jefa tenía una especial atracción por el presidente.

Las páginas de ayer desmienten a Navarro y muestran a una Cristina, con aires golpistas, dispuesta a mostrar los dientes para arremeter contra quien desde el vamos, con el ajuste y el ataque a la casta, se ha propuesta poner fin a los curros, kioscos, prebendas y demás que puso en marcha el kirchnerismo.

Seguramente Cristina no se ha bancado la hora y minutos que Milei estuvo con el Papa Francisco. Tampoco admite el perjuicio que significa poner a pleno la maquinita de emitir, e ir a contramano de la teoría económica.

El ministro Luis Caputo le respondió a CFK y le pidió que se guarde a silencio después de lo que entiende barbaridades económicas que proclamó quien fue presidenta 8 años, 4 vicepresidenta de un primer magistrado elegido a dedo y 4 años de gobierno de su marido Néstor.

El kirchnerismo no asume la derrota de las últimas elecciones y muestra los dientes. Ya empezó la batalla con el anunció del dirigente docente Roberto Baradel -que estuvo callado durante cuatro años justamente con el gobierno de los Fernández- de que peligra el comienzo de las clases. No olvidar que en la famosa ley ómnibus se proclamaba a la educación como servicio esencial.

CFK ha vuelto a mostrar el cinismo de su mensaje, olvida la corrupción de su gobierno y muestra la hipocresía de quien dice una cosa y hace  todo lo contrario, con la bandera de la defensa de los pobres y la realidad de haber incentivado la industria de la pobreza.




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