La inseguridad sigue azotando el Conurbano, con la cuota de muertes que mueve y conmueve. Esta mañana, sobre la avenida Perón (Caaguazú) en Monte Chingolo, partido de Lanús, fue asesinado Maximiliano Rojas, un joven de 27 años, por dos delincuentes que le robaron la moto en que se desplazaba.
La muerte de Maximiliano se suma a la de la señora asesinada ayer en Castelar, cuando la mataron porque se le trabó el cinturón de seguridad cuando delincuentes le robaban el auto donde estaba con su hija.
A ese hecho se sumó el pasado lunes el asesinato en Villa Centenario, Lomas de Zamora, de la niña Umma, de 9 años, asesinada por cuatro delincuentes que pretendieron robar el auto que manejaba su padre, policía.
A estos hechos hay que agregar el caso de Nicolás, de 16 años, asesinado en Chascomús.
Desde agosto del año pasado, cuando el país se conmovió por el asesinato en Lanús de Morena, una niña a la que pretendieron robarle la mochila y el celular cuando se acercaba a su escuela.
También hay agregar en Virrey del Pino el asesinato delante de sus padres de la niña de 13 años, Jennifer.
Todos estos episodios sacuden el conurbano profundo del Gran Buenos Aires y ponen en el tapete la falta de profesionalismo de la policía bonaerense, que no da a basto o que hace la vista gorda ante esta hora de asesinos que salen a robar celulares y/o automóviles, y que no tienen tapujos para terminar matando a sus víctimas.
¿No habrá llegado el momento de que se pongan de acuerdo los ministerios de Seguridad, de la Nación, de la Ciudad y sobre todo de la provincia de Buenos Aires para trabajar en conjunto y tratar de erradicar o paliar el universo de inseguridad que hace que nadie esté seguro en el Conurbano?
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