Por Eduardo Menescaldi
Verano del 2024. Quizás inédito y único como nunca en tiempos de democracia, cuando ya se cumplieron cuatro décadas de la vuelta del sistema.
Dicen que solo hubo sesión en el Congreso en enero en el 2002, cuando se produjeron los hechos que estallaron en la renuncia del presidente Fernando de la Rua y el grito furioso de la gente con el "que se vayan todos". Pero no se fue ninguno y hoy siguen dando vueltas en la política nacional, ubicados en distintas veredas.
A pesar de ello esta vez apareció uno que no estaba en el pensamiento de los analistas políticos. Javier Milei con su lema de ir contra la casta (los políticos), con un lenguaje disruptivo y con convicciones firmes apareció en el candelero y terminó quedándose con la presidencia, con amplia ventaja sobre el principal candidato del oficialismo, Sergio Massa, que ni siquiera con el handicap de ser ministro de Economía, tener superpoderes, apelar a la emisión sin límites, ser candidato de la CGT, etcétera, pudo quebrar al "león" que rugió en toda su dimensión.
Milei es distinto por donde se lo mire. No tiene estructura, carece de sostén en ambas cámaras, no tiene gobernadores, pese a ello está dispuesto a poner en marcha un programa orientado a cambiar la economía, la política, la sociedad... argentina.
Para desplegar su estrategia, no solo brindó el discurso de apertura de espaldas al Congreso y los legisladores, sino que envió al Parlamento dos iniciativas que desde el vamos rompieron todos los esquemas. Un DNU con una multitud de artículos que cambian todas las situaciones del gobierno de la Nación sino también una mega ley de reforma del Estado.
El DNU ingresó por el Senado en estos días y debe ser analizado en los próximos diez días hábiles por la Comisión Bicameral, integrada por ocho senadores y ocho diputados, que deberá dictaminar por sí o no a favor del DNU. Recordemos que el DNU está vigente y solo puede ser derogado si ambas Cámaras lo rechazan o si la justicia lo califica de inconstitucional. Por ahora hay una multitud de amparos presentados, y en el caso de la reforma laboral, el título IV, quedó suspendido por decisión de la Cámara Federal en lo laboral.
La ley llamada ómnibus, término que no le gusta al vocero presidencial, el periodista Manuel Adorni, deberá ser tratada en primer término por Diputados. El martes se reune el plenario de las comisiones donde fue girado el proyecto -Legislación General, Asuntos Constitucionales, Relaciones Exteriores y Presupuesto y Hacienda- para iniciar el tratamiento con el objetivo de llevarlo al recinto en la sesión del 25 de enero. Se entiende que aquí pueden haber modificaciones en los artículos porque hay legisladores dispuestos a aprobarlo siempre y cuando se realicen esos cambios. Incluso hemos escuchado a diputados decir que estaban de acuerdo con un gran porcentaje de los artículos de la reforma del Estado, y de igual manera se expresaron en cuanto al DNU.
Así las cosas el gobierno, que se está dando cuenta que la política es consenso, negociación y demás, va cambiando algo de su estrategia por mas que se juegue todas las cartas por la aprobación en tiempo exprés.
Pero encuentra escollos en el camino como el increíble anuncio de paro y movilización que adelantó la CGT y ATE para el 24 de enero, todo un récord en esta etapa democrática porque los mismos que durmieron la siesta interminable en los cuatro años de gobierno de los Fernández y de Sergio Massa, ahora se están despertando para hacer un paro a los 44 días de la asunción del gobierno de Milei.
Una disgresión al respecto: ¿qué pasaría si los que no están de acuerdo con una medida de fuerza de este tipo durante la luna de miel que siempre tiene todo gobierno nuevo deciden hacer un contra paro con la consigna de repudiar a los Fernández y Sergio Massa que fueron los grandes artífices para que Javier Milei terminara como presidente de los argentinos?
Si a Néstor Kirchner le gustó armar una contra cumbre frente a la reunión de las Américas en Mar del Plata, ¿por qué no armar un Contra Paro para poner en evidencia a los sindicalistas que reaccionan porque les tocan sus intereses, así como protestar contra los grandes hacedores de este momento económico, político, social, del país...?
Enero es habitualmente el mes de la feria judicial, aquel en el que la mayoría de la población se toma vacaciones -y los que pueden lo hacen en los distintos lugares turísticos que tiene la Argentina-, y sin embargo, se ha abierto la feria para atender la lluvia de amparos contra el DNU, los legisladores deben concurrir al Congreso para "trabajar" frente a la propuesta del Poder Ejecutivo, y los jueces de feria están atentos para enfrentar los amparos. En lo que hace a la Suprema Corte ya dijo que debe ser la política la que resuelva los temas del Ejecutivo, y en todo caso recién en febrero podrá atender algún eventual recurso extraordinario.
La suba de precios, la inflación que para diciembre se acerca al 30 por ciento, las movidas en el Estado con los males que se detectan en materia de nombramientos o incumplimientos de funciones (los llamados ñoquis que Massa iba a barrer, y se olvidó de la escoba) son algunos de los condimentos que hacen de este tiempo muy especial, con el periodismo cada vez mas inclinado a caminar alguna de las veredas del poder, según la señal que corresponda (no es lo mismo C5N que TN o La Nación+).
Como todos los lunes a las 22 la Odisea Argentina se resume en escuchar y ver los análisis del excelente periodista Carlos Pagni, quien con los minutos de un tiempo de fútbol ofrece a la audiencia un panorama claro de la realidad política argentina, con investigación, análisis, cintura periodística y una claridad que atrapa a propios y extraños.
El gobierno se juega el programa de verano, la oposición también muestra lo suyo y enero del 2024 resulta totalmente atípico en la comparación que cabe con cualquier temporada estival de otrora.
PD: A la hora de las modificaciones, vale la pena que se tengan en cuenta los reclamos de la cultura, un valor fundamental en la vida de un país. En ese sentido, ojalá que se tenga en cuenta el reclamo, por ejemplo, para mantener el Instituto Nacional de Teatro, con esa maravillosa carta del dramaturgo correntino Mauro Santamaría. No se puede cortar de cuajo ese valor tan fundamental de la cultura nacional, como el INT y tantos otros organismos del ámbito cultural.
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