No podía ser de otra manera. Alberto Fernández se despidió de la gente como presidente de la Nación, utilizando la cadena nacional para dar la última página del relato.
Ayer había dicho que dejaba el país "de pie", hablaba de crecimiento, de la pobreza mal medida y una serie de argumentos que se dan de bruces con la realidad.
Hoy utilizó la pantalla para ratificar lo antedicho y volver a mostrar un panorama del país, que no se condice con lo que está pasando.
814 es el número de la inflación de cuatro años de gobierno de Alberto Fernández, sin duda una carga demasiado pesada como para hacer creer al ciudadano que se está mejor que cuando comenzó su mandato.
Creció la pobreza, la indigencia, el dólar blue saltó de 60 pesos a casi 1000, los precios crecieron sin solución de continuidad, hubo cepo, se pisaron los precios, etcétera, etcétera.
Ya en estos primeros tiempos de la salida de Alberto Fernández, ha comenzado una explosión económica que seguramente tendrá su eclosión desde el lunes, con las nuevas medidas, el paquete de leyes que enviará al Congreso el nuevo presidente, y todo lo que se viene, incluso la reacción de los sectores afectados -piqueteros y titualres de planes, por ejemplo- que anuncian medidas de fuerza para el 19 y 20 de diciembre, en coincidencia con los desastres del 2001.
Después de escuchar a Alberto Fernández y su auténtica distancia -enorme por cierto- de la realidad, hay muchas preguntas que tendría que responder: si el país que deja está mucho mejor que el que recibió, ¿por que no fue por la reelección?¿Cómo explica la derrota aplastante del oficialismo ante un outsider como Javier Milei?
Y si se quiere también, Fernández debería responder por qué piensa irse a España y su ministro de Economía y candidato, Sergio Massa, a Estados Unidos?
Alberto Fernández hizo una muestra elocuente de alguien que no entiende lo que pasa y que pretende que el que lo escuche crea lo que dice. La realidad es enorme como para que Alberto Fernández se vaya sin haber entendido lo que sin duda pasa.
Fernández se va y deja una montaña de dudas y de incertidumbres para responder, como toda la actuación de su último ministro de Economía, o por qué fue títeres de Cristina Kirchner o cómo justifica los 194 viajes a Santa Cruz de CFK.
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