EDUARDO LUIS CHAVANNE, NAVIDAD SANGRIENTA EN CHINGOLO

 

                                                      Chavanne, soldado clase 54


Lo relató el viernes en el último programa del año de Cultivos de Quilmes, por Radio Quilmes, 106.5, con la conducción de Mauro y Eduardo Menescaldi.

Ahora lo corroboró en una excelente nota del periodista Mariano Chaluleu, en el diario La Nación, con el título de Navidad sangrienta. Se trata del querido amigo Eduardo Luis Chavanne, un quilmeño que reside desde hace años en Santa Clara del Mar y fue protagonista de la masacre de Monte Chingolo aquel trágico 23 de diciembre de hace 48 años. En ese momento realizaba el servicio militar en el Batallón de Arsenales Viejobueno, cuando irrumpió el ERP a sangre y balas para generar el combate mas tremendo del siglo XX en el país, con el saldo de unos 60 guerrilleros muertos, 30 heridos y unos 7 soldados y militares.

Eduardo tenía 21 años y estaba por terminar el servicio militar. Integraba la compañía de seguridad y estaba de guardia en uno de los nueve puestos de vigilancia del batallón (destaquemos hoy funciona ahí el Parque Industrial, algo que le produce enorme bronca a Eduardo porque no hay ni siquiera una placa que recuerde el trágico episodio).

Chavanne era bombero voluntario y recordó el episodio del 23 de diciembre, que sucedió "a la hora del crepúsculo" cuando generalmente las defensas están bajas, máxime ese día en que se estaba en las puertas de la Nochebuena.

Sostuvo que estraba de guardia y el cabo González lo liberó antes. "Tomé  mi fusil frente a la comandancia y lo vi al sargento Saravia, quien me agarró y me alertó con la pistola "vamos que ya se metieron estas mierdas". Por la gente del ERP. Eran tiempos de democracia, del gobierno de Isabel Perón pero la violencia se había metido por doquier.

En este caso ingresó al Batallón un camión de gaseosas y varios coches. "Con Saravia  nos metimos en la cantina, donde estaban muy asustados el cantinero y la esposa. Ya se escuchaban los ruidos del combate.

Adentro estaban Eduardo Luis y otros tres o cuatro soldados, y Saravia pedía tranquilidad. "Rompí el vidrio de una ventanita y empecé a apuntar. Contaba con 125 municiones. Al tercer tiro que doy una bala me pasó al lado de la cabeza, me rozó la oreja. Ahí me di cuenta de la situación y me dije: qué carajo estoy haciendo aquí.

Por la ventana vio a los guerrilleros que se movían entre los árboles, algunos con ropa militar, otros con camisa a cuadros y vaqueros

En un momento cesó el fuego y los guerrilleros gritaron a los soldados que nos rindiéramos porque la cosa no era con nosotros. "Hijo de punta... ¿que me rinda? Si viniste a matarme. Yo sabía que la orden era bajar la bandera argentina e izar la del ERP.  Se pensaban llevar 20 toneladas de armas a Tucumán.

Mas adelante relató que le tiraron una granada que se metió entre la cantina y la guardia, muy cerca de donde estaba Eduardo. "Voló a la mierda todo, las paredes y varios cajones de madera con botellas de coca cola. Cayeron sobre mi y me quebré la pierna".

En el relato explicó que el combate duró mas de tres horas. "Cuando se liberó el área de la cantina un sargento primero del regimiento de La Tablada nos dijo que saliéramos. Pensó que éramos subversivos pero Saravia se identificó y llegó la asistencia rápido. No me daba cuenta de que tenía la pierna quebrada pero no podía caminar. Me llevaron a la comandancia, me subieron a un helicóptero hasta el hospital aeronáutico, donde me hicieron las primeras curaciones.

En la nota Eduardo dijo que en el combate mató a algún guerrillero pero no le gusta hablar del caso. Reconoció que sus padres se enteraron mucho después de su situación y que en algún momento pensaron que había muerto porque su padre fue al batallón y lo que dijeron parecía signado por ese trágico final. Sin embargo, cuando se enteraron de que había sobrevivido festejaron la cuestión, aunque su madre fue la que mas sufrió el acontecimiento.

En la nota Eduardo ratificó que los soldados no sabían nada de que se iba a atacar el regimiento. "Ni siquiera indicios, porque si eso hubiera ocurrido no se habría liberado por las fiestas a algunos soldados. La mitad de la compañía estaba de franco.

Sobre un mensaje que pudiera ayudar a que los sobrevivientes de esa masacre puedan convivir mejor con este recuerdo, Chavanne señaló que con algunos conscriptos se pidió que les permitan entrar al lugar donde estaba el batallón, que hoy forma parte del parque industrial de Quilmes. "Muchas veces contactamos al polo, la última fue hace dos meses. Pedimos que nos dejen poner un garita en una esquina, a modo de homenaje, o una placa. Pero no lo conseguimos"-

No lo dice la entrevista con el periodista de La Nación, pero en Cultivos de Quilmes, Eduardo Chavanne, que es presidente de la peña Jorge Gáspari, del Quilmes AC, que funciona en Mar del Plata relató esta anécdota de aquel episodio.

Estaba internado en el hospital militar y recibió la visita del general Jorge Videla, quien lo felicitó por la acción en el ataque. De pronto, Videla le preguntó el nombre y de qué club era hincha. Por supuesto, Eduardo dijo que era del Cervecero, de Quilmes. Videla sonrió y le dijo: ¿Vio que hay cosas peores?".

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