DESDE BILBAO, EL MENSAJE NAVIDEÑO DE PABLO LAGUNA LLANO

 Como todos los años para estos tiempos, hemos recibido desde Bilbao el mensaje de Navidad y Año Nuevo del querido amigo, el padre Pablo Laguna Llano.

El sacerdote pone el acento en el título en una palabra conmovedora: PAZ, que repite otras veces.

Y habla de la buena noticia, con una salida para esta historia, que compartimos y hacemos entre todos. Porque el Dios de Jesús es de todos, par todos, no excluye. Nadie fue creado para el descarte.

EMMANUEL: Dios con nosotros.

DIOS ES NUESTRO PATRIMONIO.

"Hemos tenido un año, en todo el planeta, signado por desastres climáticos, huracanes, tornados, terremotos, volcanes, lluvias torrenciales, han sembrado la desolación, destrucción y dolor de muerte en muchos países. Muchas iglesias, sectas y algunos grupos, también entre nosotros, se han lanzado como predicadores de desgracia, anunciando el fin del mundo. El castigo de Dios está a la puerta. De  nuevo, en una "nueva Navidad" recuperamos la cercanía del misterio de Dios, no como amenaza sino como la frescura tonificante de que este mundo, su historia y cada uno de nosotros tiene SENTIDO, aun a pesar de las guerras de Ucrania y de la franja de Gaza, el despropósito total humano, donde cada día de nuestro aparente progreso nos está volviendo mas brutos e inhumanos.

Esta apasionante aventura humana de un "por qué y un para qué vivir", la inició Jesús de Nazaret. Su nacimiento fue la Buena Noticia de Dios, que es su cercanía y pasión por la humanidad, vino a ser "uno con nosotros" para reiniciar un nuevo caminar fraterno, humano, solidario y reconciliado.

En esta nueva Navidad, tenemos que recuperar su sentido profundo. Dios no es el misterio amenazante sino la posibilidad real de sentido para esta tierra, para toda mujer y todo hombre. Dios no es el competidor sino su posibilidad de plenitud.

Dios no pierde el tiempo en castigar esta humanidad,  manipulación aberrante extorsionadora de tantas Iglesias y grupos religiosos. Es el hombre, somos nosotros, mujeres y hombres quienes llevamos adelante la obra de la Creación, la destruimos, porque en lugar de administradores, nos hemos adueñado de ella.Y la hemos convertido en un fin productivo y de ganancias, sacrificando todo: relaciones de justicia, de fraternidad, de una vida digna para todos, al dios de la economía.

El Niño de Belén, Dios con nosotros, nos recupera en el sueño de la vieja humanidad: un mundo donde las mujeres y los hombres y toda tarea se enmarque no en la competitividad, ¿quién puede mas y domina? sino en la solidaridad, ¿como servimos al otro? Hermanas y hermanos que este tiempo de Navidad nos potencie para vivir la propia vida y de comunidad como un regalo para los demás.

Teologías atrevidas de todo signo manipulan al Misterio, desde sus propias categorías moralistas e intereses inconfesados. Al fin de cuentas, los cristianos seguimos anclados en el Dios del A.T. que premia y castiga y no acabamos de entregarnos al Dios de Jesucristo, que es don, gratuidad. Un retalo a tope.

La humanidad padece realidades de exterminio moral y deterioro progresivo de su habitat, la casa común que todos tenemos que cuidar. Pero todo ello no como indicador de un Dios vengativo que nos vaya a aniquilar, sino como la lógica consecuencia del ser humano que en su libertad, no reconoce el proyecto de Dios, ni su imagen en todo ser humano, ni acepta la propia vida y tarea desde la gratuidad como regalo, servicio a los demás. La vida de familia tiene que ser la experiencia gozosa de este vivir la cultura del regalo: Dios, regalo para vivir la realidad cotidiana con fuerza y entusiasmo. Porque este Dios a quien nos entregamos confiadamente, necesita de nuestras manos para aliviar, acariciar, sanar tanto dolor y angustia humana y necesita de nuestros labios para BIEN DECIR Y NO MAL DECIR.

Jesucristo, nuestro Hermano mayor, va a la cabeza de la nueva humanidad. MUJERES Y HOMBRES SOLIDARIOS, VIVIENDO Y COMPARTIENDO LO MEJOR QUE TIENEN PARA IR SALVANDO ESTE MUNDO. El niño de Belén, regalo de ternura para nuestro pensar y actuar, muchas veces endurecido el corazón. FELIZ NAVIDAD, regalo de un Dios ternura para que cada uno de nosotros y la comunidad, viva la vida como regalo, como gratuidad para los demás.

"Que al brindar estos días, entre un año que agoniza y otro que se inicia con todas las posibilidades abiertas, apostemos por un Dios ternura que nos humanice y nos rescate de tanto interés programado. Encontrar al Padre siguiendo a Jesús, está fuera de todo negocio. Es un camino de hermanos. Que al Dios de Belén lo acojamos todo el año, haciendo de nuestras vidas una BUENA NOTICIA, dándonos a los demás como regalo, como gratuidad, a cambio de nada. Vivamos la Navidad siendo Navadid para los demás".


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