LA LEYENDA DE LA CABRA.. Y EL SALTO A LA ORILLA DE LA LIBERTAD


 Es un cuento, una leyenda, una fábula, con un tremendo mensaje en estos tiempos que vive el país. Vale agradecer al colega Luis Rodríguez por enviar esta historia.

"Había una vez una cabra que era víctima de malos tratos por parte de sus dueños.

Cansada de estar mal alimentada, del hambre, del castigo, un día se escapó del granero y emprendió la huida sin ningún destino, salvo el de la libertad.

Así fue que tras caminar muchísimos kilómetros llegó hasta un lugar donde había un río, que la separaba de la otra orilla.

Allí la cabra pareció rendirse. Mirando el cielo y sabiendo de sus pocas fuerzas, se planteó: si me quedó aquí, mis captores darán conmigo pronto y volverán a hacerme su esclava. Si paso al otro lado, tendré la libertad pero no tengo fuerzas como para hacerlo.

De pronto, una voz que surgió desde su interior le dijo: Es el momento, podés hacerlo. Es cuestión de proponértelo.

Así fue que entre muchísimas dudas, la cabra siguió mirando a un lado, al lado del precipicio. Pero al ver que sus captores se acercaban, decidió hacerle caso a su voz interior.

Ahí, alimentada por aquellas cuestiones, por aquella falta de alimento, por aquella humillación que recibió por parte de sus captores que se acercaban cada vez mas hacia ella, decidió que el intento valía la pena.

Así fue que tomando una pequeña carrera y cerrando los ojos, logró lo que parecía imposible. De golpe se vio sana y salva, del otro lado de la orilla.

Y se dio cuenta de que era libre simplemente porque se había animado a creer en ella, aun cuando la muerte estaba muy cerca.

Amigo: de eso se trata la vida. En los peores momentos es donde mas tenemos que confiar en nosotros mismos. En esa fuerza interna que todos tenemos y que Dios nos regaló.

Solo tenemos que abrir nuestros corazones y saber escucharlo".

Evidentemente, frente a la encrucijada argentina de los próximos días vale tomar la fábula de la cabra y decidirse a saltar la orilla que significa la libertad y hacer oír a la voz interior.

Comentarios