Por Eduardo Menescaldi
Lamentablemente, el balotaje del 19 de noviembre no será una elección, en todo caso una opción entre dos candidatos que arrastran múltiples cuestiones que oscurecen su performance.
Porque ni Sergio Tomás Massa, el actual presidente en ejercicio del Poder Ejecutivo ni Javier Milei, el contrincante, convencen sobremanera y obligan al votante a optar entre dos que dejan mucho que desear.
Anoche lo expresó con todas las letras el gran actor argentino y militante radical, Luis Brandoni, quien adelantó que por primera vez en su vida como elector no va a concurrir a emitir su voto. Dijo que por edad no tenía obligación, pero aclaró que no concurriría porque ninguno de los dos satisfacen sus expectativas como ciudadano.
Así las cosas resulta entonces preocupante lo que pueda pasar el 19 de noviembre -una semana antes será el debate en la Facultad de Derecho de la UBA, que tal vez aclare un poco las cosas- porque el país se encamina a una situación inédita y difícil de descifrar.
Si gana Massa -lo mas probables según las circunstancias- se concretará lo que el candidato viene realizando desde hace tiempo, con una campaña en la que confunde su rol de ministro de Economía, presidente en ejercicio y candidato del oficialismo. En todos los últimos días se encargó de tomar medidas para atraer a la mayoría, con la seducción de planes platita, dádivas, anuncios con beneficio de inventario y de poco tiempo, etcétera.
Cuando se hurga un poco en el archivo de Massa se encuentran múltiples luces oscuras, que lo muestran como un voraz devorador de poder, que al mejor ejemplo del príncipe Maquiavelo apuesta a buscar un fin justificando los medios.
En la otra orillas, las cosas no difieren demasiado, aunque con otro método y otra característica. Porque Javier Milei es un outsider, que al igual que otros aparecidos en estos tiempos -Bolsonaro en Brasil, Trumph en Estados Unidos- atraparon a un buen sector de seguidores, que se encuentran desilusionados por todo lo que se ha propuesto en los últimos tiempos desde la política y la dirigencia. En todo caso, Milei es la resultante del hartazgo, el que se vayan todos, la bronca, la desilusión, la incertidumbre, y siguen los calificativos, como para que haya muchos -importante cantidad de jóvenes que se encuentran ante un candidato que seduce- decididos a no tomar en cuenta los elementos negativos que desparrama el candidato. Como la venta de órganos, el cierre del Banco Central, la dolarización, etcétera.
También hay que reconocer que en los últimos días Milei apareció un poco mas moderado en sus expresiones y apariciones, un poco dejando de lado el exabrupto, la reacción intempestiva, el carácter disruptivo..
En todo caso el domingo 12 será una gran ocasión para ver cómo se mueven los dos candidatos en el momento de estar frente a frente con el objetivo de convencer a los indecisos.
Esto no quita que habrá muchos decididos a votar en blanco o no presentarse como subrayó anoche Brandoni.
Es que la palabra opción terminó por definir la realidad, dejando de lado lo que mejor podría significar un comición, o sea la elección.
Ojalá que impere el sentido común y que el que finalmente gane el balotaje se ponga las pilas y piense en el ciudadano, que está muy triste, desilusionado, indiferente, crítico de la República...
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