Esta mañana tendría que comenzar el peritaje del celular del conocido Chocolate Rigau, aquel que fue descubierto en un cajero del Banco Provincia, extrayendo dinero con 49 tarjetas de empleados de la Legislatura de la provincia de Buenos Aires.
La fiscal había pedido la apertura de ese teléfono, pero la apelación del abogado del afectado, determinó que se postergue la cuestión. Así lo decidió el juez Attencio.
Lo cierto es que ese teléfono, que el periodista Carlos Pagni calificó como bomba nuclear, iba a permitir conocer la trastienda de una práctica que puede ser habitual en el cuerpo legislativo de la capital bonaerense por ahora sigue sin abrirse.
Rigau tenía ese lote de tarjetas de empleados de la Legislatura y retiraba el dinero con total desparpajo. La investigación pretende descubrir que hay detrás de esta práctica, que por lo menos resulta inquietante, porque puede ser la pantalla de una maniobra de corrupción.
Evidentemente, el teléfono de Riau HABLA y si se abre muchos políticos, de distintos partidos, podrían verse involucrados. Se creía que eso iba a pasar hoy, porque el propio juez Guillermo Attencio lo había dispuesto, pero increíblemente rápidamente cambió de opinión, presionado por los letrados de Rigau.
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