EL PRIMER DEBATE FUE LIGHT Y DEJO TODA LA ARTILLERIA PARA EL PRÓXIMO

 El debate presidencial, que anoche generó una gran expectativa enorme en la ciudadanía, dejó mucha tela para cortar y muchas dudas en la audiencia.

Fue muy light, y los cinco candidatos se mostraron muy contenidos, dicen que estas eran las instrucciones de los coach para evitar situaciones conflictivos, que le quitaran votos al candidato.

Myriam Bregman, la candidata de la izquierda, fue quizás la que mejor expresó el mensaje de su sector, con las ideas que siempre predican. No tuvo limitaciones y se mostró auténtica. Quizás, por saber que no encuentra en la ciudadanía una importante cantidad de votos, habló con libertad y se mantuvo firme en sus convicciones.

Juan Schiaretti, de Hacemos por el País, puso a su provincia, Córdoba, en el primer plano y todas sus definiciones estuvieron relacionadas con la Docta y todo lo que se ha hecho desde la gobernación. En ese sentido, le pidió a Sergio Massa que de ser presidente federalice mas el gobierno y no se repitan las asimetrías en cuanto al precio de los colectivos, tan diferentes con el AMBA por el tema de los subsidios.

Patricia Bullrich -dicen que estaba complicada por un fuerte resfrío- repitió sus consignas de campaña, como aquello de que la Argentina tiene todo para crecer y sin embargo, los argentinos "no tenemos nada". Manifestó su decisión de ser firme en su política, no pudo responder a Javier Milei el tema de las LELIC -una cuestión de economía pura que solo podría haber respondido su candidato a ministro de Economía, Carlos Melconian-, y fue de las pocas que habló del escándalo de Martín Insaurralde, que lo eyectó del gobierno.

Sergio Massa, con la piel de amianto de siempre, quiso distanciarse del actual gobierno, como si no fuera ministro de Economía desde hace mas de un año y repitió otra vez la fórmula de un gobierno de unidad. Le pidió a Javier Milei que pidiera perdón por sus expresiones hacia el Papa (Milei le contestó que eran dichos que hizo antes de meterse en política y agregó que ya había pedido el respectivo perdón al Sumo Pontífice) y reiteró su política de lavarse las manos frente al actual gobierno, como si no fuera parte de el. En fin...

Javier Milei estuvo lejos de su habitual carácter, que le ha generado tantos problemas. Aquí el contenido está ligado a los coachs, que le habrán pedido parar la pelota, ponerla contra el piso y evitar foules que le pudieran valer la tarjeta roja. De todas maneras, repitió sus consignas contra la casta y habló de una nueva Argentina sin los políticos de siempre. Reiteró que va a cerrar el Banco Central, no habló de dolarización y utilizó la ironía para hablar con Massa, Bregman o Bullrich.

El domingo 8 de octubre a las 21 desde la Facultad de Derecho de la UBA será el segundo tiempo. Se entiende que ahí habrá que quemar las naves.

¿El caso Insaurralde tendrá mayor protagonismo, porque anoche apenas se lo citó, por el lado de Patricia Bullrich? Un escándalo de esta magnitud era un manjar en bandeja para la oposición y sin embargo apenas lo degustaron. No se habló prácticamente de Chocolate, el empleado de las 49 tarjetas de débito de la Legislatura, quizás otra herramienta que la oposición tendrá que emplear el próximo domingo.

Por ahora, el debate dejó la sensación de sabor a muy poco...

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