Por Eduardo Menescaldi
Siguen corriendo los días apuntando al domingo 19 de noviembre, fecha del balotaje para consagrar al nuevo presidente de los argentinos. Sergio Massa y Javier Milei son los candidatos y los argentinos tendrán que decidir por quién se inclinan.
Después de las generales del pasado 22 de octubre, estos candidatos quedaron en carrera, con un 36,6 por ciento para el ministro de Economía, presidente virtual y multipropósito Massa y un 30 por ciento para el disruptivo y outsider Javier Milei.
Los resultados del último domingo hicieron estallar literalmente la fuerza opositora, Juntos por el Cambio, que quedó tercera y fuera del balotaje.
La candidata a presidente por JxC Patricia Bullrich decidió rápidamente, junto al ex presidente Mauricio Macri, adherir al candidato Javier Milei, lo que provocó la reacción del partido radical y de la Coalición Cívica que dijeron que no va a estar ni con Milei ni con Massa, o sea una apuesta por la neutralidad y por la independencia de los militantes a la hora de decidirse.
El radicalismo, a través de sus referentes Gerardo Morales y Martín Lousteau, fueron duros contra Bullrich y Macri, prácticamente sentenciando que estaban afuera de JxC. Y agregando que tomaron esa decisión sin consultar a los demás aliados de la coalición. Una definición cierta aunque ignorando que también la vicepresidenta de la Unión Cívica Radical, Storani, se había manifestado a favor de Sergio Massa, como también radicales del norte del país.
Todo este revuelo transformó la política argentina en un pandemonium.
Dos candidatos apuesta a gobernar a partir del 10 de diciembre, en ambos casos con una voracidad de poder que mueve y conmueve. Ninguno parece estar demasiado preocupado por una República que está en peligro -o mejor dicho, como sostenían los K durante el gobierno de Mauricio Macri, la patria está en peligro- y que no encuentra en sus dirigentes grandeza.
En todo caso manda la mezquindad, el espíritu del príncipe de Maquiavelo, por aquello de que el fin justifica los medios que instrumenten, y en el medio de esta campo de Agramante, hay millones de argentinos que no salen de su asombro.
Decir que la patria está en peligro no es una barbaridad, simplemente grafica la realidad. Los últimos comicios, su definición y lo que sucedió después permiten sostener que en un país en el que la inflación es galopante, la pobreza es cada vez mayor, la economía salta por los aires, la inseguridad es moneda corriente, la hipocresía y la corrupción se dan la mano y nadie parece darle importancia a estos valores, todo esta ensalada sirve para repetir que la patria esta en peligro.
Massa, que está caminando la senda que se propuso desde que se hizo cargo del Ministerio de Economía en agosto del año pasado -es decir, se presidente de la Nación- reitera que asumió cuando nadie quería tomar el hierro candente. Y analiza la decisión de Patricia Bullrich y Mauricio Macri como confusa para la ciudadanía, nada quiere decir de su caso personal. Porque su palabra vale muy poco si se recurre al valor de los archivos (borrar a los ñoquis de la Cámpora, con los K nunca mas, en las PASO dijo que no iba a devaluar y lo hizo al día siguiente...). En todo caso hay que reconocerle su espíritu de superar todos los obstáculos sin preocuparle lo que pueden provocar sus decisiones.
Massa es el que corre con gran ventaja, porque es el oficialismo, tiene enorme aparato, sedujo a políticos, gobernadores, sindicalistas, si hasta los militantes del PJ lo reconocen como si se tratara de un peronista de la primera hora.
Si el 10 de diciembre asume el hombre de Tigre como presidente producirá una paradoja argentina para entrar en el libro de Guiness: Massa, como presidente virtual -Alberto Fernández está como un jarrón de decoración-, a la sazón ministro de Economía de este gobierno, le entregará los atributos del poder a ... Sergio Massa, presidente electo en el balotaje... y el objetivo será arreglar un país que está al borde del abismo por lo que realizó el gobierno anterior... de Sergio Massa. ¿Se entiende...?
La patria está en peligro, porque ni Massa ni Milei garantizan posibilidades para la Argentina, siempre en base a lo que dieron hasta ahora.. La Argentina necesita un piloto de tormentas para que el barco salga de la deriva... Massa ya festeja lo que supone será su oportunidad...¿Milei? Hace acuerdos inefables y sueña con convencer a la gente...No olvidar que cada ciudadano a la hora de votar tiene toda la libertad del mundo para definirse, aunque como ahora tenga que decidir entre Guatemala y Guatepeor.
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