Por Eduardo Menescaldi
Faltan 33 días para los comicios del 22 de octubre y todas las especies, mas alla de las encuestas, adjudican al lider de La Libertad Avanza, Javier Milei, como el gran candidato a sumar el mayor porcentaje de votos. Y si bien en principio no le va a alcanzar para ganar en primera vuelta, su mensaje ha calado en jóvenes y no tanto, atravesando distintos estractos sociales.
Hasta quienes critican sus métodos violentos y las expresiones que rozan entre la grosería y la intolerencia aseguran que lo van a votar igual, porque Milei significa un golpe institucional que traduce el hartazgo que tiene la ciudadanía con respecto a los políticos, sobre todo aquellos a los que Milei calificó "la casta".
En los últimos días Milei pareció advertir que no era cuestión de ser tan directo y ha ido moderando un poco su lenguaje, mas alla de la motosierra que mostró en Olavarría.
Los otros dos principales candidatos saben que el objetivo es ingresar al balotaje. Por eso, Patricia Bullrich se subió a un móvil para recorrer el país, y Sergio Massa, el ministro candidato, articuló una paleta variopinta de anuncios, pateando el tablero de la continencia que le planteó el FMI y desparramando a diestra y siniestra retazos del "plan platita". No debe sorprender entonces que el ministro candidato hable de ganancias, IVA, sorteos, bonos, dádivas y todo lo que se pueda ofrecer con tal de llegar al mágico número del balotaje con Milei (que por otra parte será una gracia por los vasos comunicantes que hay entre ambos candidatos). Y si por esas vueltas del destino, Massa terminando ganando la presidencia, sabe que tendrá que desactivar la bomba que el propio Massa está activando ... vale repetirlo, para ganar el balotaje primero y la elección final después.
Patricia Bullrich intenta recuperar terreno, después de la feroz pelea interna con Horacio Rodríguez Larreta, y trata de pescar en las aguas de los que votaron al jefe de la Ciudad de Buenos Aires, así como de los que no fueron a votar en las PASO o votaron en blanco.
El panorama del comicio que se viene podría aclararse (o no) en los debates presidenciales del 1 y 8 de octubre, el primero en Santiago del Estero y el segundo en la Facultad de Derecho de la UBA. Ahí, al margen del espacio de tiempo acotado, los candidatos tendrán que decir qué van a hacer si son electos y cómo.
Los tres citados son los principales candidatos, en base a un cierto empate técnico de las PASO, porque los otros dos -Myriam Bergman con la izquierda y Juan Schiaretti con Hacemos nuestra Patria- difícilmente pongan en riesgo los votos de los mencionados candidatos.
Faltan 33 días para las elecciones que en principio aparecen como la gran encrucijada argentina que se vive en materia política para conocer qué definirá al mayoría en cuanto al país que pretenden después del 10 de diciembre.
Si hay balotaje, como se presupone, el 19 de noviembre será el partido final y ahí se verá cómo define el electorado. Si los protagonistas del balotaje son Milei y Massa, habrá que ver si es cierto aquello de que hay un acuerdo entre ambas fuerzas, por mas que Milei lo niegue, ya que hay muchos "massistas" en las listas del libertario.
Si en cambio el balotaje es entre Milei y Patricia Bullrich o entre Bullrich y Massa, las cosas serán diferentes y ahí seguramente estallará la grieta argentina para decidir si se quiere realmente mantener el kirchnerismo actual o si por el contrario se apuesta a un cambio.
Es cierto que Milei propicia un cambio brutal en el sistema de gobierno, pero a medida que se fueron acercando las elecciones prefirió exponer el famoso teorema de Baglini (cuanto mas cerca se está del poder menor es el espíritu crítico al sistema).
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