Los directores de la consultora EcoGo, Marina Dal Poggetto y Sebastián Menescaldi, publicaron en la sección de Economía del diario La Nación del pasado domingo analizan la actual situación económica y titulan el articulo "una vez mas, frente al desafío de evitar entrar en un laberinto sin salida".
Comienzan diciendo que el problema de fondo que tendrá que resolver la próxima gestión del Banco Central es enfrentar la falta de dólares y los pesos que sobran.
Se menciona que la inflación mensual de dos dígitos se suma a la brecha cambiaria, que está en el 115% y una violenta dispersión de precios relativos "en una economía que no crece desde 2012".
Se cita al economista Carlos Rodríguez, quien sostuvo que el Banco Central "emitió muchos pesos remunerados y no tenemos nada para dar a cambio".
Se habla de un programa de estabilización "como condición necesaria para empezar a encarrilar el balance del Banco Central, corregir la distorsión de precios relativo sy la brecha cambiaria y fijar un ancla creíble que cote la inercia y reduzca la inflación sin reaccionar exageradamente con la tasa en pesos a fin de licuar parte del déficit cuasifiscal sin reventar el capital de trabajo de las empresas".
GRADUALISMO, NO
Los autores dicen que el margen para el gradualismo que se daba en 2015 hoy no está. "Se requiere un shock, que corrija la distorsión de precios relativos de areranque y fije un ancla creíble que permita avanzar en lo anterior. No hay forma de corregir los precios relativos en forma graual con la ineercia actual (12%) o con la que va a heredar el eque llegue en diciembre de 2023. Y cada día que pasa, los costos de salida son cada vez mas altos.
"La pregunta no es si lo que viene es shock o gradualismo, sino si es shock controlado (para no reaccionar exageradamente con la tasa de interés de pesos y disponer mecanismos compensatorios que permitan negociar la desindexación del gasto) o shock descontrolado que escale la nominalidad en forma permanente".
"La combinación de status quo, licuación y/o reesructuración adoptada en el programa que viene no es inocua. Todos los caminos involucran costos; el punto es cuales son los que conviene adoptar y cómo se distribuyen para sostener la gobernabilidad. El riesgo del voluntarismo es que terminemos como en 1989, reestructurando, licuando y perpetuando el status quo.
"Recordemos que la Convertibilidad permitió monetizar rápido la economía tras una megalicuación y un dólar que pasó de 655 australes cuando asumió Menem, en julio de 1989, a 10 mil australes en abril de 1991, cuando arrancó el esquema. Menem negoció con Raúl Alfonsín, las dos leyes ómnibus (Reforma del Estado y Emergencia Económica) que fueron el andamiaje legal de los cambios que requirió el esquema. Recordemos también que cuando la Convertibilidad arrancó, Menem aun tenía cuatro años y ocho meses de manato por delante.
"Como punto a favor, hoy hay sectores dinámicos que pueden ayudar a recapitalizar rápido el BCRA y empezar a construir una moneda. Evitemos desaprovechar esta nueva oportunidad buscando otra vez atajos en un laberinto que no nos lleva a ningún lado".
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