AQUEL HISTORICO PRIMERO DE JULIO Y EL TITULO DE CRONICA: MURIO

 Por Eduardo Menescaldi


El diario "Crónica" que siempre se caracterizó por titular con genialidad, ese día utilizó solo una palabra para reflejar la noticia: MURIO.

Todos sabían de quién se hablaba porque ese 1 de julio de 1974 -hoy hace 49 años- fallecía el tres veces presidente de los argentinos, Juan Domingo Perón.

Ese día gris, la esposa de Perón, Isabel Martínez, anunciaba a las 13.15 que había fallecido su esposo.

A partir de ahí fueron muchísimas horas de desfile de personas frente a los restos en el salón de los Pasos Perdidos de la Cámara de Diputados de la Nación.



Mientras se rendía el último homenaje, esos días de principios de julio de 1974 se caracterizaban por el gris, la lluvia, los paraguas.

La despedida final se remató con las palabras que brindó Ricardo Balbín, el líder del principal partido opositor, la Unión Cívica Radical. Balbín, quien había sido adversario -incluso Perón lo puso preso- hablaba con el dolor de quien había rivalizado durante mucho tiempo pero que también se había acercado, en los últimos tiempos, en los famosos encuentros del restaurante Nino y la formación de la Hora de los Pueblos. Así decía que "este viejo adversario, despide a un amigo".



Perón, quien fue presidente entre 1945 y 1955, cuando fue derrocado, y tuvo que exiliarse, primero en Paraguay, luego en Panamá y finalmente en España, regresó al país en 1972, después de 17 años y al año siguiente, 1973, fue consagrado presidente junto a Isabel por amplia mayoría. Elección del 23 de setiembre de ese año.

Decía Perón que volvía al país como un "león herbívoro" e intentó con poco éxito aunar fuerzas y unir a los argentinos. No pudo lograr que sus seguidores alentaran esa posibilidad, porque se enfrentaban las distintas líneas del movimiento, con la lucha armada, la guerrilla, los montoneros, la triple A, etcétera.

No hay que olvidar que el secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci, un poco el hijo politico de Perón, fue asesinado por montoneros dos días después de ser elegido por tercera vez como presidente. Fue un duro golpe para el líder del justicialismo, que en la histórica plaza de Mayo, desde el balcón, echó a los "imberbes", los jóvenes del movimiento que entendían que habia que armarse para hacer la revolución.

Perón tuvo que luchar en esta tercera presidencia con un montón de obstáculos y divisiones en su movimiento, con la tragedia como moneda corriente, léase secuestros, asesinatos, etcétera.

No debe dejarse de mencionar que el 20 de junio de 1973, cuando Perón volvió definitivamente al país, hubo una masacre en Ezeiza con choques armados entre sindicalistas y montoneros. Y el avión que lo traia tuvo que aterrizar en Morón.

Todo ese caldo de cultivo lo tuvo que absorber el general, que estaba enfermo y que agravó su salud con el entorno, fundamentalmente su ministro de Bienestar Social, gurú y brujo, José López Rega. Incluso, como agravante, se cometió el error de permitir su viaje a Paraguay, donde sufrió los efectos del frío y de la lluvia al aire libre.

Ya antes del 1 de julio se aventuraba el desenlace final, que ese dia golpeó por doquier y se sintetizó en la palabra de Crónica: MURIO.

Esa muerte aceleró las divisiones, complicó la situación política y llegó el remate porque Isabel se hizo cargo del gobierno, cuando de ninguna manera podía controlar la situación. Así arribó el llamado proceso de reorganización nacional, el último y trágico golpe militar, que dejó una triste secuela de tortura, desaparición de personas, crímenes de lesa humanidad, etcétera.

La guerra de Malvinas en 1982 fue el detonante para acelerar el cese de la dictadura y la vuelta de la democracia en diciembre de 1983.

Este año se están cumpliendo cuatro décadas de vigencia de la democracia, con sus vaivenes, sus idas y sus vueltas. Estamos en un año electoral que definirá en agosto primero, en octubre después y quizás en noviembre con el balotaje, el país que la mayoría de los argentinos quiere. Hay una grieta visible que lastima, pero también hay la libertad de expresión cívica y será el voto en las urnas el que finalmente decidirá el futuro político de un país como el nuestro, en el que se pueda decir con orgullo que vale la pena vivir aquí. 

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