EL VIAJE A CHINA DE MASSA Y COMPAÑIA: NO "JUEGUEN" CON LA ARGENTINA

 Por Eduardo Menescaldi

                               Periodista Francisco Jueguen


Cuando vuelva la cruzada que encabezó Sergio Massa a China, con el estreno estelar del principito, Máximo Kirchner, que por primera vez realizó un viaje fuera del país como político, se podrá saber qué se logró y qué pasará en el futuro en esta relación con un país como China, una de las grandes potencias del mundo, que compite con Estados Unidos la hegemonía. Pero que en materia de libertades resulta complicado, como lo padecieron los periodistas argentinos que acompañaron a la delegación.

China tiene pretensiones en nuestro país, que se desconocen pero que preocupan. Por ejemplo, puso los ojos en la Hidrovía y también, no hay que olvidar que hay una base de ese país en Neuquén, que se ha convertido en un lugar al que no se puede acceder.

China es un Régimen, que combina capitalismo, en cuanto a su desarrollo pero también autoritarismo, ese que tanto apasiona al kirchnerismo, cuando a la hora de buscar relaciones exteriores se apunta a Cuba, Venezuela, Nicaragua, Rusia, etcétera, donde se vulneran los derechos humanos. 

El caso emblemático de no respeto de estos derechos es Venezuela; incluso fue el presidente de Chile, Boric, quien se lo hizo notar a su par de Brasil, Lula, cuando le dijo que en un país donde no se respetan los derechos humanos no puede ser un relato construido decir que hay libertad por doquier. Por supuesto, hablaba del país de Nicolás Maduro.

China es China. Hoy nos enteramos que el ex embajador en ese país, Diego Guelar, se enojó en el programa del periodista Ignacio Ortelli, Si pasa pasa, por Radio Rivadavia y no quiso salir al aire para hablar del país asiático. Todo porque en el programa se había criticado al régimen chino.

Sorprendió porque Guelar es un diplomático que siempre se ha caracterizado por su ecuanimidad, el respeto por los valores democráticos y la pluralidad de pensamiento. Sin embargo, aquí se enojó porque criticaron a China.

Le podrímos recomendar a Guelar que se anime a leer hoy la columna de contratapa del diario La Nación, que firma el periodista Francisco Jueguen.

Comenta lo que vivieron los periodistas argentinos acompañando a Sergio Massa y compañía en este periplo por el país asiático. Relata que un equipo de un canal de televisión argentino, en la ciudad de Shangai, salió a la peatonal principal para hacer "un poco de color" sobre cómo es la vida en China. Iban la notera y el camarógrafo. 

Menciona el periodista que al equipo televisivo se le acercaron policías. "Un pequeño camioncito comenzó a dar vueltas alrededor de la situación, insistentemente. Luego de unos minutos, un hombre de negro se acercó a preguntar sobre los permisos para filmar. Volver a la calle demandó la intervención de la embajada".

Más adelante Jueguen comentó que en Pekín, capital china, también se vivieron momentos zozobra. "Después de pasar por un escaner de metales en el subte, el grupo de periodistas fue frenado por un policía que les pidió sus pasaportes a metros de la plaza de Tiananmén". 

El oficial que controlaba dijo "!Ah... periodistas". Y les mencionó que debía preguntar si pueden estar en el lugar. 

Enseguida les inquirió en inglés saber para qué fueron a China. La respuesta es que estaban cubriendo la visita de Massa. Entonces, el agente les señaló que no podían estar dando vueltas por la ciudad sino que debían estar con la comitiva.  "Esto no tiene nada que ver con que son periodistas". Dejó que uno de los curiosos sacaran una foto desde la esquina, totalmente vallada, y luego le pidió que no la publicara en ningún lado.

Evidentemente, el mundo China tiene otras ideas sobre el periodismo y la independencia de la profesión. En la Argentina sería un escándalo.

De todas maneras, continúa Jueguen, China muestra un fenomenal avance tecnológico de una potencia que tiene su vida a la mano de una pantalla de celular. "Todos pagan todo con Alipay o WeChat. El efectivo es escaso. La tarjeta de crédito fue completamente salteada. Las mismas aplicaciones, que son chinas, sirven para viajar en subte o colectivo, que salen menos que un dólar.

EL YUAN Y SU PESO

La crónica señala que la cuenta criolla dice que un yuan son 33 pesos pero como la compra en el exterior para los argentinos está dolarizada al dólar Qatar, con brecha, un yuan son 71 pesos. 

En cuanto a las redes sociales -Google, Twitter, Facebook, Instagram, Snapchat, Tinder, TikTok (la versión occidental, porque hay una china solo para chinos) Whats App, Telegram, You Tube, entre otros medios de comunicación occidentales, están bloqueadas. La VPN es ilegal, pero se hace la vista gorda. Por esto, las redes y las apps chinas son ultrapopulares. Son las únicas en un mercado que es gigantesco".

BAIDU, MERCADO LIBRE

"Pese a las menores opciones, no dejan de ser excitantes. Baidu, el Mercado Libre chino, permite sacar una foto de cualquier cosa y acceder directamente a un listado de productos similares a la imagen. La gente ya no va al supermercado, cuentan. Todo se compra online con un delivery muy eficiente. Pero sin pasaporte chino no hay membresía en ningún lado y todo es difícil, como el idioma, que para la misma palabra tiene hasta cuatro tonos que definen el significado. Pocos hablan inglés en este país".

Jueguen dice que la potencia comunista no sufre la inflación y en ese sentido, los menús en los restaurantes son libros impresos. En Shangai, la ciudad financiera, los autos de lujo -Los Tesla, por ejemplo- impregnan las autopistas de circunvalación y los edificios se hacen en serie en las afueras, pero no son los únicos los que rascan los cielos de Pudong.

"Las bicis fueron reemplazadas por las motos en un país en el que el tránsito es caótico. A diferencia de la Argentina, los ancianos son los mas respetados y no es difícil verlos cuidando a los nietos. El amor es todavía, dicen, a la antigua en esta tierra que es punta de lanza y también milenaria. La pesadilla de un periodista y el sueño del progreso material argento".

Francisco Jueguen y una pintura moderna y actual de la realidad del país que desvive al kirchnerismo: China, una potencia económica y mundial, pero con el defecto del autoritarismo como sistema de gobierno.

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