Por Eduardo Menescaldi
Anoche, en el canal Diputados TV, estuvo el director del Cuerpo de Taquígrafos del Congreso de la Nación, el abogado Guillermo Amadeo Castellano.
El encuentro valió para conocer aspectos de la actividad taquigráfica, tan fundamental en el Congreso y en este caso en la Cámara de Diputados de la Nación.
En el año en que se cumplen cuatro décadas del retorno de la democracia, el profesional está celebrando el medio siglo desde su ingreso al Cuerpo por concurso aquel histórico 11 de setiembre de 1973 (en Chile era derrocado el presidente Salvador Allende).
Castellano ha ido creciendo en el Cuerpo a lo largo de estos años y desde hace un buen tiempo ejerce la dirección del prestigioso elenco de taquígrafos.
La taquigrafía es el arte de escribir con rasgos a la velocidad del habla, en el caso de los taquígrafos parlamentarios se suma profesionalismo, idoneidad, ingreso por exigente concurso y toda una actividad que enorgullece al Parlamento.
Los taquígrafos registran las sesiones plenarias en el recinto pero también están dedicados a cubrir las distintas comisiones del Parlamento, donde se van cocinando los diferentes proyectos que luego como despachos llegan al recinto para ser tratados por el plenario.
Guillermo Castellano tiene una extensa e intensa actividad como taquígrafo, incluso ha escrito un libro, Fiel testimonio, en el que cuenta toda su experiencia como taquígrafo parlamentario. Asimismo ha cubierto como tal la convención constituyente de Santa Fe en 1994 y ha estado en las Naciones Unidas como profesional.
LA HISTORIA
La presencia de los taquígrafos en el Congreso surgió por iniciativa del entonces presidente de la Nación, Domingo Faustino Sarmiento en 1872. Los primeros taquígrafos fueron Eduardo Camaña y Emilio Inzaurraga.
Seis años mas tarde se crea la dirección de Taquígrafos, con los cuerpos de cada una de las Cámaras del Congreso. Nació el taquígrafo con la jerarquía de funcionario publico, ya que es quien atestigua todo lo que sucede en una sesión.
Se instaló la cátedra de taquigrafía en el Colegio Carlos Pellegrini y el primer profesor fue Guillermo Parody. Aquí puedo acotar que años después mi padre, Juan Carlos Menescaldi, fue profesor de taquigrafía en dicho establecimiento.
Hay dos sistemas de registro de las sesiones, el manual y el de la máquina de estenotipia.
El manual fue creado por quien fue director de taquígrafos entre 1904 y 1913, Gabriel Hilario Larralde, quien adaptó al español el sistema ingles Pitman.
El otro sistema de estenotipia se traduce a través de las respectivas máquinas.
Los taquígrafos ingresan al Cuerpo por riguroso concurso y en cuanto a la velocidad que pueden desarrollar, con una intensa práctica, se puede hablar de un promedio de 150 palabras por minuto e incluso se puede llegar a algún minuto de 180.
En las sesiones en la Cámara de Diputados los registros se realizan por parejas de dos profesionales (primera y segunda), con relevos cada cinco minutos. En esos relevos el primera del nuevo turno reemplaza al segunda del anterior y durante unos segundos ambos primeras registran las mismas palabras, tomando como enlace lo que se llama "liga", que sería una palabra clave para que luego en la oficina se empalmen los registros al tiempo de la traducción de esos cinco minutos.
Ojos y oidos del Parlamento, a lo largo de la historia los taquígrafos, con su idoneidad y sus silencios, constituyen una pléyade de destacados profesionales que registran la historia del poder legislativo en sus dos Cámaras.
En cuanto a los quilmeños, vale recordar que Miguel Silva Rey fue director del Cuerpo de Taquígrafos de Diputados -también integró el Cuerpo su hijo Miguel- y recientemente se jubiló como director del Cuerpo de Taquígrafos del Senado, el quilmeño Jorge Bravo.
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