CRISTINA KIRCHNER: UN DISCURSO CON OLOR A NAFTALINA

 Por Eduardo Menescaldi


Si la lluvia arreciaba ante la militancia llegada desde distintos lugares del país para aplaudir a la jefa, este 25 de Mayo se transformó en una profunda desilusión para quienes podían esperar que Cristina Kirchner dijera algo nuevo.

Por el contrario, con el llanto del cielo la vicepresidente repitió lo de siempre. Fue fiel al relato para satisfacer la ambición de los escuchas -muchos de ellos traidos en micros- y así no debió sorprender que en el día de los 213 años de la fecha patria se redujera a recordar los veinte años de la llegada de su marido, Néstor, a la presidencia.

Cabe mencionar que en el escenario principal, además del hijo de CFK, estaban los nietos, la nuera, la cuñada... en fin, la familia K.

En el discurso, a la hora de "pegar" recibieron los golpes los de siempre: el FMI, la oposición, Mauricio Macri, la Corte Suprema (la llamó mamarracho e incluso tuvo el tupé de poner por delante a los miembros de la Corte de Carlos Menem, con su avalancha de denuncias por corrupción), y lógicamente hubo lugar para los medios que según ella "dicen boludeces". Una manera de descalificar a los medios que se encargan de difundir todo lo que ella genera... ¿Acaso lo que ella hace o dice ... son boludeces?

CFK, como siempre, se para por encima de todos y remeda a aquel personaje del actor cómico Pepe Biondi, Narciso Bello. Ella se mira en su espejo solamente, se cree el ombligo del mundo y da su discurso para endulzar los oídos de su gente.

No dijo nada en cuanto a candidatos del oficialismo -en el palco estaban Sergio Massa y Wado De Pedro, también su hijo Máximo, y su hijo político, Axel Kicillof- y volvió a mostrar un discurso viejo, anquilosado, que ni siquiera tuvo el rigor histórico de hablar algo de aquel 25 de mayo de 1810.

Se ocupó de los doce años, según ella felices, del kirchnerismo. No dio argumentos para justificar la derrota en el 2015, y tampoco se sintió responsable del actual gobierno, encabezado por Alberto Fernández, elegido a dedo por ella. Claro, hoy ella hablaba de espaldas a la Casa Rosada y Alberto la seguía desde Chapadmalal por televisión.

Argentina, en este año electoral, al cumplirse cuatro décadas de la vuelta de la democracia, necesita aire fresco. Hoy en la plaza de Mayo sopló un viento antiguo y obsoleto, como para imaginar que CFK, animal político si los hay, seguirá mandando desde las sombras pero ya no tiene mas que dar porque, como lo dijo en otra oportunidad, ya lo dio todo. Y se nota....

PD: el periodista Mariano Caucino, en Infobae, sintetizó el discurso con este remate: solo se podrá salir adelante cuando se dejen de celebrar las autoderrotas y los fracasos.

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