Por Eduardo Menescaldi
Solo falta que algún kirchnerista quiera justificar la muerte del colectivero Daniel Barrientos, echándole la culpa a la sinarquía internacional.
Ese era el mensaje que solía disertar el general Juan Perón para acusar a lo que hoy llaman "la derecha" de los males de los mas pobres y vulnerables.
Esto viene a cuento porque resulta increíble que el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, hable 36 horas después del asesinato del chofer para lanzar la hipótesis de que el colectivo fue cruzado por un auto y se subieron dos delincuentes con un arma especial, no la habitual de los robos, para terminar asesinando a sangre fría a Barrientos.
Kicillof no habló con los pocos pasajeros que viajaban en el colectivo. Uno de ellos, empleado de maestranza, aseguró que nunca se cruzó un auto al colectivo. Lo mismo lo dijo la esposa del policía de civil que viajaba en la unidad y que tras el asesinato se identificó como agente de la Ciudad y disparó contra los malvivientes que huían. Asimismo dijeron que había un auto al costado, que actuaba de apoyo a los delincuentes.
Frente a estos testimonios las barbaridades del gobernador sucumben en el pantano de la irracionalidad. Cuesta creer entonces lo que también ha dicho el ministro de Seguridad -Sergio Berni-, quien fue defendido por la intendenta de Quilmes, quien dijo que el ministro siempre da la cara.
Lo que Mayra Mendoza no va a responder es por qué Berni cambió tanto su mensaje, desde que fue agredido hasta ahora. Tampoco va a explicar por qué se aventuró en soledad para enfrentar a colectiveros irritados por la muerte de un compañero. Lo mismo, por qué primero no quiso hacer denuncias de la agresión y después cambió la decisión. Llegó a decir que se lo llevaron detenido, cuando en realidad antes había reconocido que la policía de la Ciudad actuó con protocolo para evitar que su vida corriera peligro.
Kicillof y Berni, sobre todo el gobernador, lanzaron una hipótesis que alarma, para sostener que detrás de todo esto estaba el PRO, Patricia Bullrich, etcétera. Incluso lo ligaron con algunos carteles que aparecieron en algún acto con Patricia, en los que se decía que ya no se tienen mas miedo, como eso significara tramar el episodio que concluyó con la muerte de Barrientos.
Kicillof no le dio el pésame a la familia del trabajador asesinado. Su hija desechó la hipótesis del gobernador y ratificó que nunca hubo un auto, cruzando al colectivo.
Así las cosas, el kirchnerismo, que parece estar viviendo las esquirlas de su retirada del poder, sin aceptar que están cosechando lo que sembraron en 16 años de gobierno, en las versiones Néstor, Cristina y Alberto, elegido por el dedo de CFK.
Mientras esto ocurre hoy miércoles estalla el país con un piquetazo multitudinario, con cortes en distintos lugares de acceso a la Capital, y el show del dirigente Belliboni en el Puente Pueyrredón. La convocatoria es con el lema de "basta de hambre, basta de ajuste", y también en las redes publicó el repudio a la presencia de Berni en la protesta de ayer de los colectiveros.
Argentina, una tierra de amor y violencia (las siglas ATAV de la novela de Canal 13), en estas cuatro décadas de la democracia, ofrece un panorama muy especial. Y como transcurre la Semana Santa, ojalá que el domingo se pueda decir que el patria está en orden, con el deseo de felices pascuas, aunque siempre en esta fecha sobresale la "rosca".
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