Debió pasar la lamentable amenaza a los Messi en Rosario, con la balacera contra un supermercado de familiares de la esposa de Lionel, y ahora parece que el gobierno nacional ha decidido ponerse las pilas.
Así se puede inferir de la decisión de los Fernández. Alberto anunció que se enviarán mas fuerzas de seguridad a Rosario, para que se totalicen los 1400 efectivos.
El otro Fernández, Aníbal, también se dio cuenta de que debía tomar el toro por las astas y por eso mañana estará en la ciudad santafesina. Con la verba tan particular del quilmeño, respondió que le importaban "un carajo" las críticas que ha recibido, sobre todo cuando dijo que en Rosario habían ganado los narcos. Una definición impropia de un ministro de Seguridad de la Nación, que amerita una inmediata renuncia al cargo al expresar públicamente la imposibilidad de enfrentar el flagelo.
Ahora, como pasa siempre con el quilmeño, parece haber recapacitado y mañana seguramente será epicentro de las notas periodísticas.
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