Habilidosos como nadie en la política, los kirchneristas transformaron la conmemoración del 24 de marzo en un acto político partidario, con el simple objetivo de hacer el operativo clamor para que la jefa, Cristina Kirchner, condenada por la justicia por la causa Vialidad, sea candidata 2023.
Por eso no deben extrañar que los que ahora están en plaza de Mayo sean los militantes K, entre ellos la polifacética intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, para reemplazar un acto de recuerdo de una fecha trágica para el país, como el 24 de marzo de hace 47 años, en un hecho partidario, con leyendas, pancartas, remeras, etcétera, para reclamar que la jefa se digne a ser candidata.
El propio hijo de la vicepresidenta, y titular de La Cámpora, además diputado nacional, Máximo Kirchner, le tiró un misil al presidente de la Nación, Alberto Fernández, diciéndole que si fuera necesario los candidatos serán por las elecciones. Alberto se la veía venir y decidió escaparle a este y otros actos de la memoria, verdad y justicia y prefirió estar en República Dominicana en un encuentro internacional.
Lo que debería ser hoy una jornada de reflexión -por eso es feriado nacional- con los ejes de la memoria, la verdad y la justicia termina por ser bastardeada por esta agrupación que loteó el poder y se repartió las principales cajas, que terminó haciendo lo que en su momento la madre y abuela de plaza de Mayo, Estela de Carlotto repudió, entendiendo que esta no era la fecha para reclamar por CFK. Pero... la Cámpora es así, tómela o déjela.
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