Si este señor, Juan Grabois, pretende ser presidente de la Nación, hoy prácticamente sepultó todas sus iluiones, con los epítetos, descalificaciones, groserías y demás expresiones que tuvo hacia la periodista Cristina Pérez, en el programa que la citada conduce por Radio Rivadavia, en AM 630.
"Sinverguenza"!, "Racista", "Mentirosa", "Planera", etcétera, fueron algunas de los calificativos con que el dirigente se refirió a la periodista.
La nota era para saber cuál era la razón para justificar que gente de su agrupación haya ocupado las tierras de El Marquesado, en Mar del Plata, en las cercanías de Chapadmalal, con lo que provocó en el distrito. la reacción del intendente Guillermo Montenegro y de los vecinos terminó en una batalla campal de expresiones, que en el caso del dirigente rayaron la impunidad con que el kirchnerismo se mueve en todos los ámbitos.
Acusó, por ejemplo, a la periodista de subsidiada y planera, porque trabaja en una radio que recibe pauta publicitaria del gobierno. No entiendió ni lo quiso que la periodista le dijera que esa publicidad el gobierno la pone en muchos medios, tanto oficialistas como independientes u opositores.
Cristina fue creciendo en indignación y terminó acusándolo de moverse bajo la pollera de Cristina Kirchner, la bermuda de Máximo (Kirchner) y la sotana del Papa (Francisco).
Cuando la periodista le dijo que las publicaciones periodísticas hablaban de gente de La Matanza ocupando los terrenos en Mar del Plata ardió en cólera y comenzó a gritarle "mentirosa", "racista", estar contra "la gente humilde"...
La charla, si cabe, se fue moviendo por andariveles impropios de estos tiempos o en todo caso, que reflejan lo que un sector duro del kirchnerismo pretende imponer en su manera tan irracional de concebir la democracia.
Grabois tomó el ventilador y desde ahí fue derramando una cadena de improperios, insultos, descalificaciones, etcétera, propios de un autoritario, de alguien que no cree en la democracia, y que quiso demostrar (con los insultos) que lo ocurrido en El Marquesado estaba dentro de la Constitución.
Cuando Cristina Pérez le preguntó dónde se podía justificar la medida, en medio de los insultos y la calificación de ignorante, burra, etcétera, Juan Grabois le dijo que hablaba cuatro idiomas, que daba clases en la Universidad, que vivía en Boulogne, etcétera.
Seguramente este cruce increíble entre una periodista y un funcionario K que se mueve aquí y en la órbita papal sin limitaciones va a quedar en los anales de las crónicas periodísticas. Si alguien no lo escuchó, habría que recomendarle que lo haga porque se va a dar cuenta de cómo los intolerantes son capaces de soltar la cadena y llegar a los más oscuros y aberrantes modos de bastardear la democracia.
14 Y 18 AÑOS...
Entre las cosas y chicanas que se repartieron periodista y dirigente, vale mencionar la edad en que empezaron a trabajar. Juan Grabois dijo que trabajaba desde los 18 años y en blanco, Cristina Pérez, nacida en Tucumán hace casi medio siglo, respondió que trabajaba desde los 14. Grabois le mencionó que era ilegal porque a esa edad no se paga en blanco.
De ahí fueron transitando sendas de fuego, si cabe, para llegar Grabois a acusarla de "planera" porque cobraba un subsidio, con el insólito argumento de que percibía el sueldo de la radio, proveniente del aporte del gobierno a la radio. Cristina le contestó que solo cobraba su sueldo y no dependía de lo que la radio percibía en publicidad, con el agregado de que muchas emisoras están en la misma situación.
Fueron tales los cruces y las expresiones entre ambos, que en un momento Cristina Pérez le mencionó que habían utilizado 7 minutos del programa siguiente, con Nelson Castro.
Los últimos minutos estuvieron signados por consignas papales. Grabois le dijo que iba a rezar por ella y ella le señaló tomara conciencia de las barbaridades que había dicho en los minutos en que se le dio espacio, en una emisora a la que Grabois acusó de macrista, de Larreta, etcétera, y de ser racista porque no tiene en cuenta a los mas humildes.
Comentarios