El periodista Mariano Chaluleu firma una nota publicada ayer en el diario La Nación, en la que se habla del Pejerrey Club de Quilmes, como una joya arquitectónica construida sobre el río de la Plata.
Tras ubicar a la institución en la ribera quilmeña, se menciona que en la entrada hay dos piscinas. Se recuerda que el edificio principal es una mole de cemento de 108 años de historia, sostenida por pilotes de acero sobre la orilla del "río color de león".
El muelle de pesca, de 505 metros, en los tiempos históricos se llenaba de caballeros de la alta sociedad que iban acompañados por sus esposas e hijos. "Sacaban pejerreyes, bogas, dorados,... de todo. De noche el comedor principal los recibía para las clásicas fiestas sociales, a las que todos asistían elegantes: los hombres, de galero y bastón; las mujeres, con vestidos largos".
Se destaca que en el terreno lindero está el famoso "paseo de la ribera", una rambla con viejas casonas de madera, de más de 50 años, que hoy están abandonadas. "Hace 25 años fueron sede de la discoteca Coyote, el restaurante Pizza Cero y otros famosos boliches de Quilmes. Ese sector era propiedad del Pejerrey Club, pero hoy pertenece al municipio de Quilmes, que lo solicitó para "ponerlo en valor", pedido al cual el club accedió.
Sobre el paseo de la ribera, se comenta que a pesar de las repetidas promesas de puesta en valor que han elevado, a lo largo de las décadas, distintos gobernantes y compañías privadas, y de tantas licitaciones aprobadas, ningún proyecto prosperó. Y el principal afectado es el Pejerrey Club.
ALGO DE HISTORIA
A continuación el periodista comenta el libro del profesor Jorge Olarte, Historia de la rambla quilmeñma y del Pejerrey Club, que cuenta que Pedro y Antonio Fiorito solicitaron los terrenos de la rambla en 1909 y los obtuvieron al año siguiente.
El expediente decía que los Fiorito tenían dos proyectos: extraer arena y regentar el tranvía que unía Quilmes con Buenos Aires (el histórico 22). Ambos proyectos fueron aprobados.
Los Fiorito construyeron toda la infraestructura. El servicio de tranvías fue inaugurado en 1915.
El balneario con todos los servicios se inauguró en 1917. Además se estrenó la piscina, de 19 metros de ancho y 28 de largo, y una profundidad de 2,90 metros en lo más hondo.
Mas tarde se construyó otra piscina por el ingeniero alemán Otto Gottschalk, con 12 metros de largo y 40 de ancho, profundidad 3,20 metros.
El 2 de julio de 1938 nació formalmente el Pejerrey Club.
Con los años el Pejerrey fue creciendo y se construyó un muelle de 105 metros de largo, que partía de la orilla y se extendía río adentro. En 1967 se alargó con otros 105 metros.
En 1968 los pescadores, que ya eran la mayoría en el club, le compraron todo el predio a los Fiorito.
Olarte contó que en 1969 el gobierno de la provincia de Buenos Aires otorgó al Pejerrey Club un permiso de ocupación de diez años, renovable. En 1980 el municipio renovó la concesión por otros diez años.
Se recuerda la estatización del club y los problemas que sufrió el club. En 1994 las autoridades municipales le pusieron fin a la estatización.
El club fue de los socios pero no recibió ningún subsidio del municipio.
El presidente del club, Víctor Arrigoni, en esta nota dice que "hoy, no cambiaron demasiado las cosas. La mayoría del dinero que se recauda por cuotas y otros ingresos se destina al mantenimiento de las piscinas y de los edificios históricos. Todo está en impecable esado pero no sobra nada. Si tuviéramos más presupuesteo, climatizamos la piscina".
AGUA SALADA
Se le pregunta al presidente si es difícil mantener una piscina de agua salada, como hay en el club. "Al ser agua salada no se le lpuede poner cloro al agua, porque no hace efecto si el agua es salada. Entonces, tenemos que vaciar las dos piscinas cada 48 horas. Sacamos el agua de una, la devolvemos a las napas y llenamos la otra, con agua nueva. Así, cada dos días. En ese corto período, la piscina que esté vacía recibirá una mano de cal: la sal la corroe bastante. No las pintamos con pintura blanca porque la sal las despintaría".
Más adelante el presidente habla sobre la revisión de seguridad de los pilotes de acero. "Cada año vienen ingenieros y hacen estudios de suelo. Hace unas semanas vinieron por última vez. Dio todo muy bien, afortunadamante.
Dice Arrigoni que hoy el club tiene 1200 socios, cuando en tiempo de pandemia había 400. Y menciona que la mayoría son de Quilmes pero también hay de Isidro Casanova, Laferrere y Ciudad Autonoma de Buenos Aires.
Por último, el presidente señala que la cuota social está en 2000 pesos "lo mismo que comer un asado. Con eso se puede ingresar al club, usar el muelle, los parques y los quinchos. También la pileta, solo que con un adicional de 500 pesos por día.
Arrigoni, quien reconoce que lo que se cobra de cuotas no alcanza para cubrir los gastos, y dice que se tienen que hacer malabares. Destaca que la política de la entidad es de puertas abiertas para todo aquel quiera acercarse. "El único requisito es querer pescar, y por qué no, querer conocer una joya histórica".
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