Falta algo mas de una hora para que comience el encuentro entre la selección campeona del mundo de fútbol y su par de Panamá, un elenco sin historia y sin antecedentes en mundiales porque nunca los jugó, pero la fiesta está más allá de lo que será el encuentro, que debiera ser un trámite en el resultado para el equipo albiceleste.
La fiesta está en las tribunas del enorme estadio Monumental de River, refaccionado y aggiornado a los tiempos que corren. Los jugadores argentinos ya pisan el campo de juego y la multitud los ovaciona, porque no se trata solo del capitán y crack Lionel Messi sino de los demás gladiadores, que aquel histórico 18 de diciembre, hace algo más de tres meses, le dieron el título a nuestro país en la agónica victoria por penales sobre Francia.
Argentina en principio va con el mismo equipo que ganó el Mundial, o sea el Emiliano Dibu Martínez en el arco; en la defensa Nahuel Molina, Cristian Cuti Romero, Nicolás Otamendi y Nicolás Tagliafico; Rodrigo De Pol, Enzo Fernández, Alexis Mac Allister, Angel Di María, Lionel Messi, Julián Alvarez, Angel Di María.
Como aquellos días de diciembre, tras el título mundial, el día 20 registró una multitud estimada en cinco millones de personas que quisieron estar cerca de los campeones, lo que impidió que llegaran al Obelisco o al centro de la Ciudad de Buenos Aires. De todas maneras, en forma espontánea, sin ninguna convocatoria política, el fútbol logró unir a millones, sin importar credo, raza, inclinación política.
Hoy el fútbol vuelve a unir a los argentinos, tanto los que pudieron adquirir la entrada, mas alla de los altos valores y de los que siguen las alternativas por la televisión.
No hay grieta, no hay kirchnerismo ni antikirchnerismo, a un lado por un rato queda la maniobra de apropiación de los fondos de la Anses, de los jubilados, tampoco se habla del dólar, de la desocupación, la inseguridad -pese a haberse producido episodios ilícitos en la zona del estadio, con hurtos, robos, arrebatos- por un momento, como dice Joan Manuel Serrat, todos compartimos la fiesta. Después, qué importa el después dice el tanto, pero después volverá el rico a su riqueza y el pobre a sus lugares porque se habrá acabado la fiesta. Mientras, disfrutemos de lo que logra el fútbol, quizás como ningún otro motivo de encuentro.
Mañana es el día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, fundamentalmente una jornada de reflexión a 47 años del golpe militar del 76, con su tragedia a cuestas, y también reflexión este año en que se cumplen cuatro décadas de democracia.
Ojalá que lo que hoy produce el fútbol sirva para que mañana, en la jornada de reflexión, cada cual admita su responsabilidad y su decisión de fortalecer una democracia frágil y vulnerable, pero que, gracias a Dios, sigue siendo el mejor de los sistemas de gobierno, con la República como bandera, la Constitución como texto y la división de poderes como insignia.
Argentina 2023, una tierra que merece tener esperanza en los días que vienen. Porque mas alla de los detractores de la democracia, hay que seguir sembrando semillas de libertad para cosechar una patria con grandeza.
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