ARGENTINA: LA SOCIEDAD NAVEGA EN UN CLIMA DE DESAMPARO

 Por Eduardo Menescaldi

Hay una serie de hechos diarios, relacionados con el poder, que justifican que el sociólogo y médico José Abadi, a la hora de hacer un diagnóstico, sostenga que la Argentina de hoy muestra a una sociedad en estado de desamparo.

Como muestra basta un botón, y en ese sentido, vale la pena referir varios hechos que sostienen este introito.

Se reúne el foro internacional del Grupo Puebla y asiste la vicepresidenta, Cristina Kirchner, mientras el presidente de la Nación, Alberto Fernández, participa de un acto en Chaco. 

Este viernes se conmemora el día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, por aquel triste 24 de marzo de 1976 en que irrumpió una terrible dictadura militar, que dejó su secuela de tragedia, con torturas, desapariciones, violación de los derechos humanos.

Mientras distintas agrupaciones anuncian actos por tal motivo, con el agregado de un eventual "operativo clamor" por Cristina Kirchner y su condena, con la presunción, sin fundamentos, de que está proscripta, el primer mandatario se toma un avión para participar de un encuentro en República Dominicana.

El ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, envía gendarmes a la provincia de Buenos Aires. El gobernador, Axel Kicillof, dice con asombro que ha pedido gendarmes para la provincia desde hace más de tres años y que no sabía de la decisión de Aníbal Fernández. En forma paralela, hay dardos cruzados entre el quilmeño y su par de Seguridad provincial, Sergio Berni.

El ministro de Economia de la Nación, Sergio Massa, decide designar al intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, como interventor de la empresa eléctrica Edesur, ante la multiplicación de usuarios sin servicio. Y el presidente de la Nación se sorprende por la decisión, cuando se recuerda que ayer nomás Ferraresi fue su ministro de Desarrollo Social y Hábitat.

La esposa de Sergio Massa, Malena Galmarini, titular de la empresa de agua, AySA, se queja de los ataques a su marido, ministro de Economía, a través de las redes y dice que esos dardos provienen de la propia Casa Rosada.

Massa se ve acorralado por la suba del dólar, el crecimiento del riesgo país, la escasez de reservas en  el Banco Central, etcétera, y convoca de urgencia a los bancos para anunciar que se van a transformar dólares de las empresas públicas en bonos en pesos. De inmediato los bonos argentinos sufren una baja en el mercado.

Frente a todo este panorama se escucha a la vicepresidenta, acuciada por su presente judicial, que dice que las sentencias las dictan los medios y los jueces acatan, todo un despropósito para quien supuestamente alguna vez pasó por una facultad de Derecho para recibirse de abogada. En el mismo sentido, el vocero de CFK, el senador Oscar Parrilli, pronuncia palabras groseras y deplorables contra los miembros de la Suprema Corte.

Asimismo, preocupa que en el foro internacional de derechos humanos que se realiza en el país, el ex presidente de Ecuador, Rafael Correa, condenado por corrupción en su país afirne alegremente que siente a Cristina Kirchner como la alquimia entre Evita (Perón) y el general José de San Martín. Una definición de Biblia y calefón, en el mejor decir del inmortal Discepolín y su tango Cambalache.

¿Cómo no va a sentirse desamparado el ciudadano común que asiste impávido a este escenario?¿Cómo no va a expresar su preocupación si los precios siguen subiendo en forma alarmante, la inflación crece ya en la avenida de los tres dígitos interanual y rondan las palabras estanflación o hiperinflación  con los recuerdos de otrora que mueven y conmueven?

Bajo este signo de desamparo, el ciudadano común, fundamentalmente el manso, otea el horizonte y se maneja discretamente sin explotar. Porque a esta ensalada hay que sumarle el condimento del narcotráfico y su presencia, no solo en Rosario, sino también en el Conurbano, en CABA y en otras provincias del país, con el agravante de la ruta de la hidrovía como senda sin intervención de los que debieran controlar que el flagelo no siga creciendo en forma exponencial.

La democracia, a la que los que mandan suelen denostar o denigrar, está frágil y necesita de que aparezcan "patriotas" en el verdadero sentido de la palabra, que comiencen a defender el sistema con todos sus elementos, ya sea división de poderes, República, etcétera. Ojalá que lleguen los pilotos de tormenta, capaces de enderezar a este Titanic. Mientras, la orquesta sigue tocando y los capitanes no se dan cuenta de que puede llegar a aparecer un iceberg. 

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