Rosario es una hermosa ciudad argentina. Situada a orillas del río Paraná, en la provincia de Santa Fe, fue cuna de la bandera (el enorme prócer Manuel Belgrano izó por primera vez la enseña patria el 27 de febrero de 1812).
Hoy, lamentablemente, Rosario se ha convertido en cuna del narcotráfico. En lo que va del año hay casi tantos muertos por la violencia narco que días que pasaron del año 2023.
Frente a esta situación, mueve y conmueve la desesperación de las víctimas del narcotráfico. Anoche, la periodista Viviana Canosa, en su programa por La Nación+, mostró algunas imágenes de lo que le pasa a la gente a la que el narcotráfico puso en la mira. Como ese matrimonio con un chico que mostraba la balacera que sufrió su domicilio, porque los narcos quieren quedarse con la casa.
Viven aterrados, ella con su hijo en la casa de la madre y el en su casa, defendiendo la morada para que no se la adueñen los narcos.
Después hubo testimonios de familiares que sufrieron las muertes de seres queridos, como esa madre inconsolable que contaba cómo vio morir a su hijo por las balas narco.
La justicia no da a basto. Los magistrados se quejan de la política y piden a gritos medidas para terminar con este flagelo o al menos amainar este feroz tsunami que pone a Rosario en los páginas de todos los medios.
Meses atrás los miembros de la Corte Suprema -sí, esos mismos que hoy son perseguidos por el Poder Ejecutivo, Cristina Kirchner mediante, porque el Poder Judicial se atrevió a condenarla por corrupción- estuvieron en la ciudad santafesina para apoyar a los magistrados de la provincia y darles la solidaridad en la lucha contra el narcotráfico.
Lamentablemente, desde el Poder Ejecutivo se hace la vista gorda. El gobernador Perotti parece impotente, el intendente de Rosario se queja de la falta de responsabilidad del gobierno nacional para enfrentar el problema y desde el Ministerio de Seguridad de la Nación, el funcionario Aníbal Fernández, también gambetea la situación, a tal punto que el señor Blumberg -a quien años atrás le secuestraron y mataron un hijo, lo que generó una movida histórica de alerta por la inseguridad- anoche dijo en el programa de Viviana Canosa que las actitudes de Aníbal Fernández podrían hacer pensar complicidad con el fenómeno que debe ser extirpado.
Así las cosas la pregunta pasa por saber qué van a hacer los rosarinos para alertar sobre un mal que corroe a la sociedad y transforma la ciudad en un ambiente insostenible.
Sería bueno que los artistas que surgieron en esa ciudad, que alguna vez armaron la famosa trova rosarina, se juntaran en una enorme movida para repudiar el narcotráfico, pedir medidas contundentes a los gobiernos responsables y sostener que la hermosa ciudad de Rosario, con el Paraná como espejo, merece otro presente.
Y por qué no recordar al inolvidable poeta, escritor, dibujante, ilustrador Roberto Fontanarrosa, quien con sus personajes como Boogie el aceitoso, Inodoro Pereyra El Renegau, Mendieta, entre tantos, pasó a la inmortalidad. Y dejó un libro que encierra una máxima: El mundo ha vivido equivocado.
Alguna vez participó en su ciudad de un congreso mundial de la Lengua. En esa ocasión, dio un discurso que quedó para la historia, sobre todo por las malas palabras, para decir que no se trata de considerar malas palabras a algunas como carajo, mierda, etcétera, sino aquellas palabras que aniquilan a la población: miseria, pobreza, inseguridad, y por supuesto ... narcotráfico.
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