"LO UNICO QUE MATA AL EGO ES EL AMOR", EL RECUERDO DE HECTOR ZARASPE EN NOTA DE MARTIN WULLICH


 Días pasados fallecía en N.ueva York el destacado maestro de la danza Héctor Zaraspe. Y uno de los grandes bailarines de tango y folklore, como Luis Pereyra, nos acercó una nota que en su momento le realizó el periodista Martín Wullich (foto).

Héctor Zaraspe fue entrevistado por Wullich en enero de 1990 en la Juilliard School neoyorquina. La nota se publicó en el diario El Cronista.

Relataba el periodista que Zaraspe lo esperaba en el segundo piso de la Juilliard School, 144 Weset de la calle 66, casi Broadway.

Gran cantidad de cartas y tarjetas eran testimonio del cariño y el afecto de quienes depositaron en el maestro su temprana vocación por la danza y a quienes ha ir aenriquecido no solo profesional sino espiritualmente. Digamos que Luis Pereyra también agradeció al maestro por haberlo llevado a la Juilliard School.

La nota de Wullich recuerda que Zaraspe es tucumano por adopción, ya que nació en Catamarca, donde aprendió a rezar, cantar, bailar, jugar, todo en Aguilares, Tucumán.

"En realidad la Virgen del Valle sabe que soy deella, pero lo perdona" decía Zaraspe y recordaba los comienzos en la Escuela Frías Silva y a la señorita María Antonia Fernández, quien les armaba los números de fin de año.

Zaraspe contó que el primer año bailó la danza Los Enanitos y no resistió la tentación de cantarla: Ahí viene la china de punta de pie, la ra la la lá...

Si bien le gustaban la zamba y la chacarera quería hacer zapateo.

El folklore le resultaba poco, y así decidió ir a Buenos Aires con su madre.

No fue fácil la cuestión y así mientras estudiaba baile español, vendía camaramelos en el aeropuerto y limpiaba el mismo estudio para pagar las clases. "Cuando comencé el ballet clásico le pagaba a mi maestro Otto Weber con gallinas" comentó riéndose Zaraspe.

EVA PERON

En la nota el maestro señaló que tuvo una audiencia con Eva Perón, quien había creado un concurso para entrar al teatro Colón. Así pudl estudiar en la Escuela de Danza, oportunidad en que nació su vocación docente.

Comenzó a dar clases en la Escuela de Artes y Oficios de Morón y recibió uno de los mas bellos regalos que podían darle sus alumnos: un viaje a España.

"Ahí comenzó mi destino. El próximo paso fue un estudio donde pude armar coreografías de zarzuela para la televisión y entre mis alumnos estaban Mareía del Manteo, Caracolillo, Sandoval, Naná Lorca..." refirió el maestro.

Alberto Closas, el actor español, le dio la oportunidad de acceder al teagtro en España con la obra Buenas noches, Betina, lo que fue la puerta grande para el como coreógrafo.

Siguió estudiando en Italia y Francia y el éxito de las coreografías para obras de teatro y películas, con películas como Spartacus y 55 días de Pekín, explotó con la llegada de la compañía de Antonio Gades a Estados Unidos.

Robert Joffrey lo vio dando clases y lo nombró maestro de su compañía. "A él y a Alvin Ailey les debo muchisimo desde mi llegada aquí. Rudolf Nureyev me pidió que le diera clases privadas en la escuela de Joffrey y en poco tiempo fui su asistente y maestro privado, y lo acompañé en varios de los viajes" señaló Zaraspe.

Aquí habla de Rudolf: "Tenía la técnica de la escuela de Leningrado y de ninguna manera iba a modificar eso. Por el contrario, era cuidar esa joya y permitir que no se estropeara: esa era mi misión".

Más adelante Zaraspe habla del maestro: "Me siento un maestro cuando los alumnos me quieren, cuando me regalan sus fotografías dedicas, cuando me agradecen sus padres. Recuerdo a mis maestros con mucho cariño. Por eso, cuando me dicen maestro es la mejor condecoración que me pueden dar.

Así pensaba quien dio clases a Nureyev, Margot Fonteyn, Yvette Verdy, Patricia Neary, Scott Douglas, Liliana Belfiore, entre tantos otros. "Algo debe ser real en aquel aserto que afirma que detrás de un buen profesional hay siempre un buen maestro. Pero, para ser buenos profesionales, Zaraspe advierte que deben seguir estudiando y quien se cree maduro se cae, como la pera del árbol. Esto me lo enseñaron Fonteyn y Nureyev, quienes jamás han sido estrellas en la clase y han respeto siempre al maestro y al grupo".

La nota de Wullich sigue señalando que en ese tiempo Zaraspe escribía un libro dirigido a los alumnos, además pensaba volver a la Argentina alguna vez a instalar una "pequeña Juilliard". Asimismo, definía a la danza como la liberación del hombre. "El bailarín lleva en su alma la música y la pinta en el aire cuando baila. No siempre basta con una buena técnica sino que hay que expresarse con el corazón.

Por eso explicó que "el ser humano tiene algo hermoso: sus sentimientos, pero si ellos no comprenden al semejante, no sirve. Nunca hablo de religión pero insisto en que pidan a quien para mi es Dios y para otros puede ser alma, vida, naturaleza, Buda, pero hay que creer en algo. Me gusta enseñar que lo único que mata al ego es el amor".

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