TORNEO MEMORIAL EN EL GOLF CLUB DE RANELAGH POR LOS CIEN AÑOS DE ROBERTO DE VICENZO


Por  Eduardo Menescaldi

Este año se cumplirá un siglo del nacimiento del gran maestro del golf, Roberto De Vicenzo y en ese sentido se anuncia un torneo Memorial a realizarse en el Golf Club de Ranelagh, en calle 369 y Sabin.

Orgniza PGA Tour Latinoamericana.

Roberto De Vicenzo nació en Migueletes el 14 de julio de 1923 pero desde muy chico se instaló en Rahelagh, desde donde desarrollará una intensa y extensa carrera deportivo con el golf como estandarte.

Se convirtió en uno de los más grandes deportistas del país y del mundo, un referente en su materia, el golf, a tal punto que lo hemos llamado El Señor Golf, en un capítulo del libro Páginas sueltas, De Quilmes, el Congreso y algo mas.

Uno de sus mayores éxitos fue haber conquistado el abierto británico de 1967. Asimismo logró cuatro campeonaos del PGA Tour, con 42 victorias en abiertos nacionales en 16 países. Ganó el Abierto de Argentina nueve veces y seis veces fue campeón del Abierto del Brasil.

Fue elegido entre los cinco mejores deportistas argentinos de toda la historia, junto a Diego Maradona, Carlos Monzón, Guillermo Vilas y Juan Manuel Fangio.

No debe sorprender a nadie que se haya elegido el Ranelagh Golf Club como sede para homenajear al maestro. Vivia frente al club y era habitué de sus instalaciones, donde departía con amigos y socios, y mostraba en todo momento su bonhomía.

SEÑOR DEL HOYO

He aquí la reproducción de la página correspondiente al capítulo dedicado a Roberto De Vicenzo en mi libro "Páginas sueltas...",

"Golf es sinónimo de Roberto De Vicenzo, en la Argentina y en el mundo. El maestro ha dadlo lustre a este deporte en más de medio siglo de actividad, y la fortuna de haber departido con él en muchas oportunidades, constituye sin duda un motivo de orgullo.

"Cuando era jefe de Deportes del diario El Sol, de Quilmes, y se acercaba el 14 de abril -fecha de su cumpleaños- se preparaba la entrevista que servía para recorrer los ricos ribetes de un deportista excepcional.

Entre los 60 y 80 años del maestro, se dio esta "simpatía" que iba más allá de lo profesional. Quine como yo lo admiraba antes de conocerlo, lo pude apreciar en toda su magnitud, como persona y como profesional del golf.

Largas tenidas en la confitería del Ranelagh  Golf Club eran el marco adecuado para que el café se extendiera por horas, aromatizando con ricas anécdotas.

Los amplios ventanales, con vista al "verde césped" -nunca mejor utilizado este lugar común- conformaba una atmósfera maravillosa.

De Vicenzo mostraba una cuota de humor envidiable, y cada anécdota se transformaba en una historia irrepetible. El fotógrafo de turno se encargaba de retratar su mirada, sus gestos -en la primera entrevista estaba Rubén Botindari, quien sacó una foto  magistral de las manos del golfista-, y esa sonrisa incomparable que lo ponía más allá del bieno y del  mal.

"La historia de Roberto merece ser contada. Porque ese chico se sintió el golf desde siempre llegó a Ranelagh desde Migueletes. Se crió en el Club Deportivo Central Argentino de Villa Ballester. En 1938 participó de su primer torneo como profesional. Aclaró que esa vez le fue mal, en el Golf Club Ituzaingó, rematando "cómo me iba a ir bien en un primer torneo".

Llegó a Ranelagh, donde se instaló para siempre. Como corresponde debió realizar todas las "divisiones" hasta llegar a primera, quedándose para siempre.

Fue caddie, como casi todos, y ahí fue aprendiendo los secretos del deporte. Mucha perseverancia, tomar las cosas en serio, lo llevaron a recorrer el mundo muchas veces, con el palo y la pelotita.

"Cuando cumplía 75 años fue galardonado por el Círculo de Periodistas con el merecido premio de integrar el quinteto de los grandes deportistas del siglo XX, junto a Diego Maradona, Carlos Monzón, Guillermo Vilas y Juan Manuel Fangio.

"De Vicenzo sabe que el secreto del éxito radica en la sencillez. No creérsela, por más motivos que existan para medir la grandeza deportiva. 


EL CASO AUGUSTA

"Una de las anécdotas que engrandecen la figura del maestro ocurrió en Augusta, cuando firmó una tarjeta equivocada y fue descalificado  de un torneo que ganaba. Al respecto dijo que "cuando me fue mal en Augusta, Estados Unidos, lo primero que pensé -y esto que digo es verdad- fue qué pasa cuando un futbolista protesta un fallo. Lo expulsan. Siempre me dije que el único culpable era yo porque no había controlado la tarjeta. Pagué las consecuencias del tipo que marcó mal y me dije: qué estúpido soy, por estúpido me pasó lo que me pasó. Eso es el sentido".

Esa hidalguía deportivo, de saber aceptar un error y no buscar chivos expiatorios, le valió el reconocimiento de todo el mundo y transformó ese torneo en el logro más destacada de su carrera, porque el deportista le ganó por goleada al triunfalista.

LOS 60

En la primera entrevista que le hicimos con el diario El Sol, porque Roberto cumplía 60 años, dejó picando una frase que se transformó en un caballito de batalla para el golfista. Ante la pregunta de cómo se sentía a esa edad, dijo que estaba más cerca del hoyo. Esa expresión la repitió año tras año y dijo que estaba más cerca del hoyo.

La volvió a decir en el 2003 cuando cumplió 80, oportunidad en que se realizó una edición especial del diario El Sol, con el reconocimiento de sus amigos del Ranelagh Golf Club.

"De Vicenzo, con el deporte, conoció reyes, presidentes, príncipes, acores y personalidades de todo tipo, y de todos guardó recuerdos. Viajó más de 55 veces alrededor del mundo, ganó más de 300 torneos e hizo famosa a la ciudad de Ranelagh.

"De esos personajs que conoció tuvo algunas definiciones: "Bing Crosby era un tipo muy agradable, simpático, que hablaba buen español. Bob Hope, cuando hacía una jugada mala, la remataba con un chiste, el que siempre se adecuaba a lo que estaba jugando. Yo jugue con Nat King Cole. El que practicaba buen golf era Joe Louis. Perdió mucha plata porque hacía apuestas y pensaba que podía ganarle a otros profesionales. Estuve también con María Félix en Méxio y le di algunas clases de golf".

"Curiosamente nunca conoció al general Perón. Al general lo vio de lejos pero nunca habló con el.

"Alguna vez le pregunte con quién le hubiera gustado estar. Siempre es lindo codearse con presidentes, incluso cuando uno no está de acuerdo con su política, dijo. Y agregó: Cuando a uno le presentan un presidene se lo trata con respeteo, aunque para dentro uno digga: este hijo de su madre, pero siempre es lindo porque te hace sentir importante. A mi no me gustaba Fidel Castro, pero si hubiera estado con él me hubiera sentido importante.

"Sin duda, su personalidad y sus condiciones humanas le dan mas que moios para incursionar en politica (el gimnasio municipal lleva su nombre). Sin embargo, se lo han propuesto  muchas veces y la respuesta siempre fue la misma: no.

"No me gusta el poder porque suele transformar a la gente. Es muy difícil que alguien que tenga el poder, con gente que lo rodea que le está diciendo que todo lo que hace está bien, no se sienta distinto. No siempre se hacen las cosas bien o se hacen bien para un grupo y mal para otro. Es muy dificil hacer las cosas bien para todos. Yo no diría difícil sino imposible porque los intereses de cada quien son distintos. Cuando se favorece a una parte, se perjudica a otra.

UNA ANECDOTA

A continuación una anécdota del maestro De Vicenzo, cuando un hombre de la política le propuso que se presentara para la intendencia de Berazategui. El hecho fue en el Golf Club de Ranelagh. "Roberto le mostró los ventanales, el green, los árboles, la inmensidad de ese bucólico paisaje, diciéndole que pasaba horas y horas allí dialogando con la naturaleza. Prácticamente, le ahogó cualquier posibilidad de ofrecimiento, porque De Vicenzo no iba a cambiar ese hábitat por otro que dice desconocer y en el que no se siente capaz.

En las charlas, el maestro del golf comentaba las diferencias que se fueron dando en su carrera. En los primeros tiempos, decía, llegar a Estados Unidos implicaba tomar varios aviones y se tardaban días para llegar a los torneos, lo mismo en el caso de Europa. La primera vez tuvo que estar veinte días en un barco, en el que no se podía practicar el deporte.

"Los torneos no ofrecían los premios de la actualidad, ya que encontrar uno de 30 mil dólares era sentirse dichoso.

"Sus conocimientos de la vida lo hacen siempre un oráculo. Decía que Discépolo estaba acertado cuando hablaba del cambalache, con la Biblia y el calefón.

"Lo que dice Discépolo en el tango es una realidad. Siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos. Así es la vida. Es muy difícil cambiar la ambición del hombre. Todos tenemos en la mente cosas parecidas, unos exagerados, otros no, unos tímidos y otros, no, unos agresivos y otros, no. Es muy difícil cambiar".

"Pese a todo hay que tener esperanza. Siempre la hay porque existe la Iglesia. La Iglesia da esperanza, el ánimo para cambiar. Por eso, creemos en Dios.¿Qué es Dios? Es algo que está allí y que genera la esperanza siempre puesta en EL, especialmente cuando llegan los malos momentos. Hasta los que no son creeyenes, cuando llega ese instante piensa que Dios los va a salvar".

En sus charlas siempre De Vicenzo habló de su familia y puso la emoción cuando tuvo que hablar de su esposa, Delia Castex, a quien conoció en Ranelagh y no se separó más. "Soy feliz porque he encontrado una mujer que se dio cuenta de que tenía al lado un buen caballo y lo supo manejar.

Al contar cómo la conoció, recuerda el ventanal del Golf Club Ranelagh. Desde ese ventanal la vio por primera vez porque vivía en la casa de enfrente. Fue en 1941. De Vicenzo llegó al club en 1940, se casó con ella y vivieron toda la vida juntos.

Cuando habla de Ranelagh es contundente: "Es mi casa, mi ciudad, los afectos, las alegrías, las relaciones, las excusas... Mi lugar en el mundo".

PILDORAS

De la vida de De Vicenzo son muchas las anécdotas que se han podido conocer.

Una de ellas: "Debía viajar a Estados Unidos para jugar un torneo, allá por 1951. Era el segundo viaje a ese país. Fui a ver al doctor Raúl Cordero, quien era el dueño del cine Gran Rex, para pedirle prestados 2000 dólares. Había terminado de consruir una casita al lado de la iglesia y fui a verlo junto con la escritura, que quería poner de garantia.

"Cuando le hice el pedido, el tipo se levantó de la silla. Empecé a transpirar porque 2000 dólares era mucho dinero en ese tiempo. Al final me dio el dinero y no quiso la escritura. Me dijo: cuando vuelva, si te va bien, me lo devolvés y si te va mal, ya veremos. Las posibilidades eran que te fuera mal, esa era la preocupación. Me fue bien, le traje de regalo un set de palos y los 2000 dólares. Eso me llevó a mantener una amistad con el de toda la vida. Aclaro que en ese momento yo tenía 28 años y andaba por el mundo sin saber a donde ir".

BALLESTEROS EL GALLEGO

Otra anécdota: en una oportunidad en un torneo con el español Saveriano Ballesteros, le aconsejó tirar una pelotita por un costado para mandarla a destino, recordándole que en otra ocasión lo había hecho por ese sitio. Así lo hizo el europeo, pero la pelotita quedó varada en un árbol. De Vicenzo le habló a su colega español y le aclaró: "Gallego, lo que pasa es que cuando yo tiré la otra vez, hace bastante tiempo de eso, el árbol era mucho más pequeño y ahora está muy crecido".

UN AMIGO

Cuando De Vicenzo cumplió los 80 años desde el Golf Club de Ranelagh se realizó un hermoso reconocimiento, con todos sus amigos. Uno de ellos, Manuel Souto, contó que en uno de sus viajes como marino mercante estuvo en un pueblito de Escocia, de esos donde se escucha el silencio. Una vez entró a un hotel y estaba la foto de De Vicenzo. El hombre del bar le preguntó si lo conocía, la respuesta fue afirmativa y el tipo le pidio que le contara algo del golfista.

"De Vicenzo ha dejado un sello inconfundible en este periodista, porque si bien su vida fue siempre por y para el golf, la persona y su perfil de deportista son modelo para muchos que suelen "creérsela". Con el aditamento de que Roberto lo condimenta con un humor muy particular, el que pasa por reírse de sí mismo. "Nunca me dediqué al boxeo porque nadie erraría a mi nariz".

En el Golf Club de Ranelagh, entre el 20 y 26 de marzo, se realizará un torneo de reconocimiento al gran maestro, porque este año se cumple un siglo de su nacimiento.

De Vicenzo falleció el 1 de junio de 2017, a los 84 años.

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