Desde Misiones, donde estuvo de visita, el presidente de la Nación volvió a atacar a la Ciudad de Buenos Aires y repitió su adjetivo preferido: opulenta. Digamos que la definicion pasa por abundancia o gran desarrolla.
Alberto Fernández se confesó ser el primer presidente porteño de la historia de la democracia y agregó que era el más federal de los federales.
Las definiciones del primer magistrado ya no resultan atractivas por lo reiterativas. Además olvida que vive en esa Ciudad opulenta, que habitaba un departamento en el exclusivo barrio de Puerto Madero y que al lado suyo, en ese triunvirato que gobierna a lo que venga, cuenta con una socia que hace de la opulencia una forma de ser.
Por otra parte, el presidente parece gobernar en un país diferente, porque esquiva los problemas de la gente y apuesta a dejar dudas sobre su formación en la Facultad de Derecho, porque patea la división de poderes y acelera el juicio político a los miembros de la Corte, por un fallo que no le gusta. Sin duda, ignora en forma supina la esencia del sistema republicano con la división de poderes como el principal sostén.
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